Estilo de vida

Moda y revolución: estilos que dejaron huella en el siglo XX (primera parte)

20 / 08 / 2017

¿Qué papel tomó la moda cuando le tocó enfrentarse a los problemas sociales que reinaron durante el siglo XX? En esta primera parte se lo contaremos.

Flappers: el estilo que redefinió la feminidad

Siluetas andróginas, faldas cortas, bob cuts y una íntima relación con la vida artística. Las flappers consolidaron su particular estilo como un grito de liberación frente a los estigmas de la sociedad. Con una clara meta de romper las ataduras que se tenían sobre las mujeres, estas arcaicas fashionistas desafiaron la moral y el conservatismo de los años veinte: al adoptar conductas similares a las de los hombres, supieron romper el molde de lo convencional, innovando con capas de maquillaje, licores, cigarrillos y adrenalina.

El término flapper tiene su origen en Gran Bretaña y era utilizado para describir a las mujeres rebeldes y con un estilo de vida poco convencional para la época. Finalizada la Primera Guerra Mundial, y gracias a los múltiples intercambios culturales que se efectuaron entre los diferentes países que participaron en el conflicto, la sociedad estadounidense vivió una etapa de liberación social que consolidó, entre otras cosas, el derecho al sufragio femenino en 1919. Las mujeres ahora salían a trabajar y se rompía poco a poco el cliché de que sólo servían para ser amas de casa. La moda se acopló a las exigencias y creó siluetas nuevas, livianas y cómodas que permitían caminar más rápido, pero sin perder el estilo.

La estética de estas mujeres resaltaba por sus pálidos rostros, labios carmín y un sutil delineado de ojos; sin embargo, la diseñadora francesa Coco Chanel propulsó la tendencia de llevar la piel bronceada. En la melena rubios platinos, negros azabaches y rubís que contrastaban a la perfección con los icónicos sombreros cloché. Esta perseguida tendencia estuvo fuertemente influenciada por el jazz, que era tocado en clubes nocturnos bajo la sombra de la clandestinidad.

Coco Chanel en su taller

Coco Chanel en su taller. Fotografía tomada de internet

El look flapper tuvo sus mayores epítomes en el mundo del espectáculo: las bailarinas, actrices y cantantes fueron las musas y promotoras de este particular estilo. Ahora la moda no la dictaba la aristocracia, como en los siglos XVIII y XIX, sino que era la escena artística la encargada de difundirla de la mano de artistas, pintores y escritores, quienes caracterizaban a las flappers como mujeres independientes y atractivas.

La actriz estadounidense Clara Bow es un gran ejemplo de este estilo. Considerada como la primera It Girl, luego de su participación en la película It (1927), Bow supo robarse el corazón de hombres y mujeres gracias a su natural magnetismo. Ese je ne sais quoi que nadie sabía descifrar, pero que se podía sentir con solo verla, fue lo que la consolidó como una de las estrellas más brillantes y perseguidas de la época.

Clara Bow actriz. Fotografía tomada de Pinterest

Clara Bow actriz. Fotografía tomada de Pinterest

El estilo flapper trajo consigo una primera liberación de la mujer frente las normativas conservadoras. La alentó a marcar diferencia en un contexto que aún no se terminaba de recuperar por las millonarias pérdidas del conflicto. Ayudó a dar los primeros pasos en temas de género, pues catapultó a sus protagonistas bajo una estética que se balanceaba entre lo masculino y lo femenino. Las flappers fueron las primeras musas del siglo XX, mujeres que se atrevieron a sentirse orgullosas de su diferencia.

Pin-up girls: las muñecas de la cultura pop

Consideradas las hermanas menores de las flappers y unas de las precursoras de la liberación sexual femenina, las pin-ups dominaron la escena del entretenimiento durante la década del cuarenta. Su sutil coquetería y la manera en que sexualizaron el cuerpo femenino fueron los rasgos que las catapultaron a la cima de la cultura popular, aun cuando había estallado la Segunda Guerra Mundial. El mundo estaba envuelto en caos, pero estas mujeres le hacían frente con su actitud.

Carmín en los labios para resaltarlos. Un intenso cat eye para rasgar los ojos. Blush en las mejillas para dar calidez. El cuerpo marcado por los talles altos. Una personalidad pícara y a la vez inocente. Estos fueron los principales ingredientes para materializar tan deseado y perseguido look. El glamour y la sensualidad de estas mujeres era el epítome de la belleza de la época. Sus cuerpos curvilíneos y esa coquetería indomable eran las características que dominaron la escena durante los años de conflicto.

Look Pin Up

Look Pin Up. fotografía tomada de Pinterest

La historia de las pin-up está protagonizada por legendarias divas que llenaron de picardía las tapas de las revistas, empezando con varias de las reinas del cine negro como Verónica Lake y Rita Hayworth, hasta algunas de las bailarinas de burlesque más famosas como Blaze Starr, quien consideraba su estilo y profesión como todo un arte que lejos estaba de lo grotesco o el tabú. En una entrevista con The Washington Post, Starr declaró que al subir al escenario “se quemaba de bochorno, no de vergüenza”.

Veronica Lake actriz.

Veronica Lake actriz. Fotografía tomada de Pinterest.

En el libro The Art of Pin-Up la pornógrafa y editora de revistas Dian Hanson narra que el “componente sexy es natural, sin artificio, y su postura siempre es accidental”. La historia de estas chicas está asociada directamente con una incipiente liberación de la mujer, que, al igual que sus hermanas mayores, intentaron cambiar la mente de la sociedad encerrada aún en un conservatismo y puritanismo innegables. Las pin-ups abrieron esa liberación sexual explícita que las flappers en su cosmovisión no lograron.

New Look: la moda y revolución de la silueta

El New Look, creado por el diseñador francés Christian Dior en 1947, representó toda una revolución en la escena fashionista que recién salía de la enorme recesión ocasionada por la Segunda Guerra Mundial. Este estilo se caracterizó por volver a la opulencia que se negó durante el conflicto, debido a la escasa producción de materias primas. La primera vez que se dio a conocer fue en la colección debut del diseñador, Corolle, en 1947, la cual lo consolida internacionalmente como nuevo referente de tendencias.

New Look. Dior 1953

New Look. Dior 1953. Fotografía tomada de Vintagedancer

Caracterizado por una figura entallada con hombros suaves, cintura marcada y faldas con vuelo, el New Look acogió los deseos de las mujeres del posconflicto que querían un estilo más femenino y delicado para dejar atrás la silueta andrógina de las flapper y la exuberancia de las pin-up. Este particular movimiento estilístico fue tachado de extravagante y frívolo, debido a la gran cantidad de telas que se necesitaban para cada vestido; sin embargo, dominó la industria de la moda durante casi 10 años, hasta la repentina muerte de Dior en 1957.

Las mujeres que se atrevieron a lucir tan emblemático look han sido y serán siempre musas de liberación y feminidad, ya que con su derroche de confianza fueron capaces de arrasar con quien fuera. Marilyn Monroe, la más famosa It Girl de todos los tiempos, fue una de las actrices del viejo Hollywood que le sacó más partido al New Look, pues este estilismo abrazaba su curvilíneo cuerpo y creaba su famosa silueta de reloj de arena.

Marilyn Monroe en traje negro de Dior.

Marilyn Monroe en traje negro de Dior. Fotografía tomada de The Last Sitting por Bert Stern, 1962

La editora en jefe de Harper’s Bazaar de la época, Carmel Snow, describió al New Look como “una silueta extenuante que volvía a refinar la silueta de la mujer tras los vestigios austeros de la Segunda Guerra Mundial”. La filosofía del diseño de Dior radicaba en una creación nostálgica de la feminidad, de ensalzar la personalidad y actitud de las mujeres mediante el glamour y la pulcritud de sus diseños. Su íntima relación con el arte fue el que lo catapultó a crear esta nueva tendencia que le dio la vuelta al mundo durante una década.

“Quería que mis vestidos fuesen construidos, moldeados sobre las curvas del cuerpo femenino, estilizando su perfil, realzando el talle, el volumen de las caderas, ensalzando el pecho”, expresó el modisto a Vogue, la biblia de la moda, sobre sus famosas “mujeres-flor”. Y aunque el New Look fue toda una revolución fashionista, luego le sucedería un estilo que rompería rotundamente con lo propuesto por Dior.

Movimiento hippie: la moda y contracultura fashionista

Volver a las raíces de libertad, eso era en síntesis el movimiento hippie, nacido en la década de los sesenta en Estados Unidos. De la opulencia y feminidad del New Look se pasó a la androgeneidad de las prendas y sin un sentido específico de la moda. Mientras se libraba la Guerra de Vietnam, contienda que perdería la potencia norteamericana en 1975, los movimientos juveniles tomaron consciencia de lo que implicaba el conflicto: muertes innecesarias que lo único que fomentaban era más violencia para la ciudadanía.

“Prohibido prohibir”, consigna que nació durante las protestas de Mayo del 68, fue uno de los lemas de estos jóvenes, quienes modificaron mediante su pensamiento la forma de percibir el mundo y que buscaron, ante todo, romper con las ataduras que imposibilitaban el ser. Los hippies se convirtieron, sin quererlo, en un referente de estilo que marcó a la juventud de la época, caracterizados por la anarquía no violenta que fomentaba desligarse del mercantilismo y de las ideologías que lo único que conseguían eran encasillar al hombre.

La libertad se respiraba dentro de este movimiento: el sexo, las drogas, el amor y hasta la moda pudieron expresarse a flor de piel. La psicodelia y las excéntricas paletas de colores eran el alma de esta tendencia que impulsaba la creación del arte en todos sus formatos. Ropa usada y estilizada creativamente. Bordados, accesorios, cabellos desenfadados. Este movimiento juvenil rompió el molde del estilismo creado por Dior y se refugió bajo el seno de la independencia.

De rostros pulcramente maquillados se pasó a los lienzos en blanco. De la sensualidad que provocaba la ropa entallada se migró a la comodidad total. Los hippies se opusieron a la moda, pues esta revelaba el estatus de la persona; sin embargo, siempre serán recordados como íconos fashionistas que les dijeron no a las tendencias creando una nueva.

Una de las prendas que revolucionó la moda femenina durante la década del sesenta fue la minifalda. El origen de esta prenda es un tanto incierto y su autoría se disputa entre la diseñadora inglesa Mary Quant y el modisto francés André Courrèges. Sin embargo, la misma Quant explicó que el origen de la polémica prenda estaba en las chicas comunes de Londres y París que comenzaron a cortar sus faldas largas y usarlas como una forma de rebelarse contra las normas establecidas.

La supermodelo inglesa Twiggy, recordada por sus grandes ojos, larguísimas pestañas y su característico maquillaje, fue al principio de su carrera una de las precursoras del estilo hippie a través de su trabajo en la industria. Gracias a su amistad con Quant, escandalizó a la sociedad de la época con las creaciones de la diseñadora, dándole vida al famoso Chelsea Look, caracterizado por faldas y vestidos cortos de líneas simples y colores vibrantes.

Twiggy modelo 1960

Twiggy modelo 1960. Fotografía tomada de internet.

Aparte de la moda, la música también alimentó este ideal de cambio. Los Beatles, los Rolling Stones, Bob Dylan y un sinfín de músicos más conforman la lista de artistas que fomentaron mediante sus líricas el movimiento hippie, el cual impactó al mundo del arte con su particular estilo, pero que fue perseguido y juzgado por romper con la normatividad de la época. El álbum Sgt. Pepper ‘s Lonely Hearts Club Band (1967) de los Beatles y la canción “Gimme Shelter” (1969) de los Stones son un buen ejemplo de la crítica que se le hacía a los estragos de la guerra por medio de la música.

Fue en esta época donde la revolución femenina había llegado a su punto más alto. En Estados Unidos, en 1961, se autorizó la comercialización de la píldora anticonceptiva, lo cual le abrió las puertas de la libertad sexual a las mujeres. Además, en 1973 la Corte Suprema de Estados Unidos legalizó el aborto siempre y cuando este se realizase en el primer trimestre del embarazo. Así, el movimiento hippie abrazó a las mujeres y les dio el coraje necesario para que hicieran con su vida y su cuerpo lo que desearan.