Arte
El Museo del Prado en Bogotá, el arte europeo se toma las calles capitalinas
16 / 10 / 2018
Impresiones de la exposición del Museo del Prado en Bogotá, que se realizará hasta el 24 de octubre.
El célebre y afamado museo madrileño, en cooperación con la Embajada de España, la Alcaldía de Bogotá y el Banco de la República (entre otras entidades), expondrá en la ciudad 53 instalaciones con reproducciones de la más alta calidad y en gran formato que conservan los tamaños originales de las piezas de grandes maestros como El Bosco, Botticelli, Brueghel, Caravaggio, Durero, El Greco, Fra Angélico, Goya, Rembrandt, Rubens, Tiziano, Velázquez, entre otros.
En palabras del director del Prado, Miguel Falomir, la intención es recrear la experiencia de estar en un museo, pero en un espacio externo a él: “Esta exposición es lo más parecido a estar delante de los cuadros de las salas del Museo del Prado”. Junto a las reproducciones ya mencionadas, el Prado ha prestado una obra original para la exposición, se trata del Agnus Dei del maestro Francisco de Zurbarán, una de las joyas del barroco español que será exhibida hasta el 29 de octubre en la sala 1 del MAMU (Museo de Arte Miguel Urrutia) del Banco de la República, contiguo a la Casa de la Moneda en el centro de Bogotá.
Las reproducciones han estado de forma itinerante en tres puntos estratégicos de la ciudad, todas al aire libre. En el centro (Plaza de Bolívar) del 6 al 20 de septiembre, en el norte (Parque de la 93) del 24 de septiembre al 7 de octubre y en el sur (Parque el Tunal) del 10 al 24 de octubre. Al cubrir las principales zonas de la ciudad se está realizando un esfuerzo por acercar las grandes obras del arte europeo a la mayor cantidad de gente posible, como lo hicieron en el Renacimiento los grandes señores de las ciudades-estado italianas, quienes para mostrar su poder, exhibían sus colecciones de arte al aire libre y el pueblo accedía al arte para hacerlo parte de su cultura y cotidianidad.
La presencia del Renacimiento Italiano y del Barroco Español tiene un carácter protagónico en la exposición, aunque también están presentes otros estilos en obras pertenecientes a la Pintura Flamenca – Holandesa y al Clasicismo Francés. Por razones históricas, el tema más recurrente en las piezas es la representación del mundo católico y los pasajes bíblicos, pero también encontramos pinturas con personajes y acontecimientos históricos como Los fusilamientos del 3 de mayo de Goya, imágenes alegóricas al mundo de la mitología clásica como Las tres Gracias de Rubens, El triunfo de Baco de Velázquez, El Parnaso de Poussin o el retorno de uno de los grandes temas del Medioevo con El triunfo de la Muerte de Brueghel, cuyo original fue recientemente restaurado.
La exhibición realiza un esfuerzo pedagógico significativo al tener numerosos guías prestos a explicar a los asistentes la historia y simbología de cada pintura, pero además ha creado una segmentación por colores para cada escuela artística. Por ejemplo: amarillo para las obras flamencas, acompañadas de una breve información sobre cada una de estas.
En mi visita, observé que las obras de arte religioso fueron las que mayor interés despertaron entre los asistentes de todas las edades. Entre las más admiradas y elogiadas estuvieron el retrato de Santa Catalina de Alejandría, de Fernando Yañez de la Almedina; Moisés salvado de las aguas, de Orazio Gentileschi; y La Inmaculada Concepción, de Giovanni Battista Tiepolo. También el famoso y memorable Jardín de las Delicias, del Bosco, llamó poderosamente la atención de los visitantes por su multiplicidad de símbolos, riqueza pictórica y la fascinante interacción de los conceptos de lo sacro y lo profano; aunque para mi sorpresa, otra pieza icónica de gran renombre como Las Tres Gracias, de Rubens, recibió poco interés de parte del público.
Dentro de los aspectos a mejorar está el tratamiento que se le dio a algunas piezas. Por ejemplo: el autorretrato de Durero, con el cual debió hacerse una excepción adaptándolo a unas dimensiones mayores para que los asistentes pudieran apreciar con más detalle sus características. Además, vale la pena mencionar que fue la única obra de Durero y, teniendo en cuenta la relevancia de este artista en la historia del arte, era imperativo haber incluido más de su material, como Adán y Eva, pintura que también hace parte de la colección del Prado.
Por otro lado, la adaptación del Jardín de las Delicias también pudo haberse ejecutado mejor. Para acercarse más a la versión original de la obra, debió presentarse en un tríptico, como lo está originalmente; ya que al presentarse únicamente la parte central del jardín, el ojo del observador no dilucida la multiplicidad y heterogeneidad del relato de la obra, ni logra tener una percepción sistemática y completa de los numerosos y complejos detalles que posee la pintura, por lo que la experiencia podría resultar incompleta y abrumadora para el espectador.
Uno de los asistentes, Daniel Benavides, advirtió lo siguiente: “Entiendo la importancia de instalar las obras en el espacio público para hacerlas más atractivas para los transeúntes que pudieren no asistir si fuere de otro modo. Sin embargo, buscar un lugar cubierto hubiese sido un acierto: cuando la lluvia no atacaba, era el sol fortísimo reflejando en los soportes de metal en los que estaban los textos de explicación de los cuadros encandilando a cualquiera que se esforzara por leer. Me parece un esfuerzo loable de la administración distrital, así como del museo mismo; pero considero que hay temas que se deberían pulir. El Agnus Dei, por su parte, quedó completamente aislado del resto de la exposición y, siendo la pieza más importante, no ha tenido el impacto que debería”.
Aún así, hasta la fecha, el éxito de esta exposición ha sido rotundo y la asistencia del público voluminosa, desvaneciéndose el mito de que a los colombianos no les gusta el arte. En ese sentido, los habitantes de Bogotá han dejado claro que tienen una gran curiosidad y un apetito por material artístico de la más alta calidad y maestría.