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Satanás, la novela gráfica de Mario Mendoza y Keco Olano

16 / 02 / 2019

La reconocida novela ahora es publicada como novela gráfica. Laterales conversó con sus autores.

Ese día el destino jugó sus cartas. Era viernes y tenía que pagar los impuestos, pero la interminable fila de morosos, como yo, me sacó rápidamente de esa aburrida oficina. Al salir descubrí que recién abrían los pabellones de la Comic Con Medellín (realizada del 16 al 18 de noviembre de 2018). La decisión no fue fácil ¿pagar impuestos o entrar al evento? Y así fue como esas fuerzas veladas del destino me llevaron al encuentro con Satanás.

Desde mis días como estudiante de la Maestría en Literatura Colombiana en la Universidad de Antioquia había sentido una inmensa inquietud por la obra de Mario Mendoza, la cual describe algunas realidades oscuras de un país bipolar que disfruta y critica con doble moral cualquier situación, desde la más insignificante hasta una de carácter nacional; que prefiere el entretenimiento atontador en todas sus modalidades, con tal de olvidar su cruda existencia junto a esos seres adoloridos y rotos que cruzan diariamente nuestras vidas.

Satanás, una de sus novelas más conocidas, fue publicada en 2002 y obtuvo el Premio Biblioteca Breve. Articula en su narración tres historias ubicadas en la ciudad de Bogotá: la primera se narra alrededor de una mujer que se dedica a ser carnada de altos ejecutivos los cuales, luego de ser drogados, son robados; la segunda es la historia de un sacerdote que rompe los esquemas convencionales al tener una vida sexual activa con una mujer y presenta en cada diálogo la culpa como expiación; las historias anteriores se entretejen con la tercera que es la de Campo Elías Delgado, el asesino real de Pozzetto: un ser atormentado, adolorido por el fracaso social y la obsesión por la dualidad entre el bien y el mal descrita en la novela de Robert Louis Stevenson, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. La novela es, por supuesto, mucho más rica que esta sucinta descripción. Tanto en su narrativa como en el relato que presenta una ilación argumental realmente sorprendente, razones por las que fue adaptada como guion cinematográfico por Andy Baiz en 2007 y actualmente se republica como novela gráfica.

Al recorrer los pabellones de la Comic Con encontré en el stand de una librería una carátula negra que llamó mi atención. Su título: Satanás. Abrí el ejemplar y quedé gratamente asombrado por su estética. Mario Mendoza, escritor y Keco Olano,  ilustrador, se unieron en este proyecto para crear la versión en novela gráfica de Satanás. Dos talentosos creadores que lograron un producto excepcional desde la narrativa escrita y visual.

Sorpresivamente me indicaron que los autores estaban presentes y comenzarían a firmar los libros. Al ser el primero en la fila de firmas, aproveché la circunstancia para preguntarles si podía hacerles la entrevista que a continuación leerán.

Mario, tu escritura es una escritura que trabaja por catarsis, con indignación ¿Cómo es ese proceso? ¿Qué pasa en tu mente y cuerpo mientras escribes?

Sí, la mayoría de los textos están escritos para expurgar fuerzas negativas, para purificarlas mediante la literatura. Es un proceso clínico, médico, que busca sanar no solo al autor sino también a una sociedad que está enferma, muchas veces sin saberlo. De ahí el cansancio, la inmensa fatiga después del proceso. No es fácil exorcizar a una sociedad que se empeña en continuar hundiéndose una y otra vez.

Has sido catalogado como un escritor de novela negra, urbana y realista ¿podríamos decir que tu narrativa es apocalíptica o existencialista? 

Creo que he escrito novela negra, sí, [y] urbana, buscando elevar a Bogotá a la categoría de ciudad literaria, como México o Buenos Aires. Pero también he escrito libros de literatura fantástica (La travesía del vidente), libros sin género definido en la línea de no ficción (La locura de nuestro tiempo y La importancia de morir a tiempo), libros de anticipación (El libro de las revelaciones), un libro de reportajes surrealistas (Colombia Paranormal), libros de aventuras (la saga juvenil El mensajero de Agarth), y ahora estamos construyendo con Keco y su equipo una trilogía gráfica acerca de un mundo distópico futurista.

Eres un escritor irreverente y transgresor de la «normalidad»  ¿Cómo te sientes ante el éxito comercial de Satanás, libro que fue llevado al cine y ahora es una novela gráfica?

Trabajo siempre pensando en el placer que me causa construir universos extraños y curiosos, personajes que se salen de la norma, líneas argumentales fascinantes que no dejen de asombrar al lector. No pienso nunca en el afuera, en la recepción, en el qué dirán, en si la crítica lo recibirá bien o mal. Se trata de hacer las cosas por placer, con gusto, con entrega total. Durante muchos años las cosas salieron mal y no me importó. Seguí trabajando muy concentrado. Ahora están saliendo mejor y me alegra mucho que así sea. Hay que saber celebrar también, pero sin apegarse a ello. Lo importante es la sensación del deber cumplido.

Por último, ¿cómo fue el trabajo de la novela al guion? ¿Qué quita o qué deja un escritor como tú en este proceso? 

El guion es elegir la médula del libro, lo fundamental, y eso significa hacer a un lado mil escenas, mil descripciones, muchos personajes secundarios. Respeté la estructura del libro, pero después hice limpieza, fumigué los capítulos y me fui quedando con una escaleta limpia que me permitiera avanzar rápidamente. En los guiones de novela gráfica es clave no hacer giros ni torcer demasiado la trama. Hay que ser puntual y directo. La velocidad es una de mis grandes obsesiones. Eso es.

Keco, te tengo una ráfaga de preguntas. Aquí van: ¿Dónde estudiaste y cuál es tu formación? ¿Cómo se dio el paso a la ilustración?

Yo estudié Arquitectura en la Javeriana de Bogotá. Llevo años depurando técnicas que me permitan combinar la ilustración tradicional con la construcción de la ciudad mediante recursos digitales. Trasladar los conocimientos de arquitectura a la novela gráfica fue un proceso natural y necesario, que ahora se facilita con las nuevas tecnologías.  

Además de Satanás ¿Qué otros libros has ilustrado?

El año pasado publiqué otra novela gráfica, de humor negro y muy urbana, llamada «El taxista llama dos veces«, junto a los escritores Antonio García Ángel y Juan Carlos Rodríguez. Esta historia me tomó alrededor de 5 años experimentando, hasta quedar satisfecho. Anteriormente ya había publicado algunos cómics en revistas como Larva y Don Juan.

¿Cuál fue la parte más difícil, gráficamente hablando, en este diálogo narrativo: guionista-ilustradores; ilustrador-ilustradores? 

Abordar los personajes de un guion que ya existe en la memoria colectiva de los lectores de Satanás fue el reto más difícil, ya que la propuesta visual debe ser novedosa, que no parezca que es una simple copia de la original. Los personajes materializados ahora gráficamente creo que tienen un nuevo espíritu. Por otro lado, en la parte de ilustración, cuando el trabajo se hace en equipo, el reto consiste en construir una técnica que unifique toda la parte estética, que será el elemento articulador presente a lo largo de toda la historia.

¿Cómo fue el proceso  para decidir sobre el tono y el  color de la novela gráfica?

Con Mario siempre tuvimos claro que la atmósfera debía ser gótica. Las texturas y la iluminación las inclinamos por un tono oscuro, y de esta manera se transmitían estados de ánimo al lector para que la inmersión en las escenas fuera total. La paleta de colores contribuyó a aumentar el grado de misterio de la ciudad.

¿Cómo fue el proceso metodológico  para configurar el lenguaje gráfico de la novela gráfica? ¿Con investigación historiográfica o fue construida con datos del escritor y conceptualizada gráficamente a partir de la novela? 

Fue mediante la realización de un storyboard muy meticuloso que pude apropiarme del guion, y de reinterpretar su estructura que es donde radica la fuerza de la historia. Para la construcción de la ciudad y de los personajes utilicé todo tipo de recursos de investigación: archivos fotográficos, documentación histórica, planos originales, levantamientos arquitectónicos in situ, material audiovisual, visitas de campo, entrevistas, etc. Intentamos que las locaciones y sus actores fueran lo más creíbles posibles.

¿Cuánto tiempo tomó todo el proceso entre guion e ilustración de la novela?, es decir, cuánto tiempo tomó conceptualizar gráficamente la novela, cuánto tiempo ilustrarla y, una vez finalizada, cuánto demoró la impresión y publicación y por último, cuál fue tu trabajo en esa parte.  Entiendo que es una pregunta engorrosa, pero los lectores deben entender que es un proceso que requiere de mucho esfuerzo

La parte conceptual, es decir la realización del storyboard a partir del guion, tomó tres meses, esta es la fase de bocetación y composición. Una vez el storyboard estuvo completo, la ejecución de las imágenes tomó un año y luego un mes para la impresión. Yo estuve a cargo de todo el proceso, e inclusive estuve muy atento al proceso de impresión mediante pruebas de color y papel. Este fue un esfuerzo en equipo, contando con la colaboración de Gabriel Pedroza en el color y Heidi Muskus en la construcción de maquetas virtuales.

Finalmente, ¿Se puede vivir de ilustrar novelas gráficas?

Creo que en Colombia hemos llegado a un grado importante de madurez en la realización de novelas gráficas, y será cuestión de tiempo para poder vivir de esta disciplina.