Literatura

Una tarea nada fácil

16 / 01 / 2019

¿Qué podría decirse de un hombre que escribe con la pasión de quien enseña y difunde la literatura, que la vive como si fuera lo más sagrado?

Volver una y otra vez sobre lo escrito,
qué duro oficio.

Elkin Restrepo

Ese hombre, ese poeta, ha jugado sin miedo con las más delirantes y las más precisas letras de Occidente: su fidelidad a las visiones literarias y los viajes realizados a las profundidades del ser humano, con sus angustias y temores, con sus alegrías y sobresaltos, con los ardores de la belleza y sus más sangrientas guerras, son pálpitos de acuciantes horas entre la meditación, el estudio y una mirada traviesa que busca dar en el blanco.

Este poeta publicó —junto a José Manuel Arango y Luis Fernando Macías— mi primer libro: Tatuajes de viento (1992), cuando apenas si era un balbuceo entre humos y tardes cansadas y, como yo, son muchos los que han dado sus primeros pasos en las publicaciones periódicas de las cuales Elkin Restrepo ha hecho parte: Acuarimántima, Poesía, Deshora y una de las más importantes en cuanto a divulgación cultural en Colombia: la Revista Universidad de Antioquia. Además de perseverar en esa exquisita revista dedicada exclusivamente al cuento llamada Odradek.

Dibujo a Thelonius. Autor: Elkin Restrepo. Cortesía.

Elkin Restrepo, ganador del Premio León de Greiff al mérito literario durante el año que pasó (2018), nos ha ofrecido en sus textos la perplejidad ante los desvaríos del amor, la fragilidad de la vida, los pálpitos de la muerte y, también, los constantes devaneos ante las contingencias de la divinidad. Hombre este que —con una gratuidad como pocas— ha dejado para nosotros y los que vendrán, una voz que sabe conversar con la tradición y hacer que nos parezca tan íntima como el cuerpo que duele y goza. Un poeta que no teme seducir las palabras sencillas con un minucioso caminar y hacer que piensen lo profundo, que alcancen al lector con una delicada, pero contundente sabiduría.

Son varios sus libros, pero guardo un extraño afecto por: La palabra sin reino (1982), Absorto escuchando el cercano canto de sirenas (1985) y Como en tierra salvaje, un vaso griego (2012). También por algunos de sus pequeños relatos que, entre la broma y el absurdo, delatan la vida de todos los días con un habla que, más que describir oficios ajenos, nos hace guiños pretendiendo una especie de complicidad. Y, debo decirlo, siempre vuelvo a sus sueños por ser una materia deleznable que podría iluminar cualquier mal paso en la vida.

Vibia Sabina, mujer de Adriano. Autor: Elkin Restrepo. Cortesía.

No sé qué podría decir yo de Elkin, que no estuviera ya dicho por él en su escritura. Sólo sé que ha hecho de su vida una fiesta entre libros y amigos con quienes comparte sin recelo el dictado de sus hallazgos, mismos que todos recibimos con gratitud y una inmensa fortuna. Nosotros, que aprendimos de él que la vida sólo ha podido salvar a unos cuantos. Este poeta nos ha regalado sus silencios y sus risas; sus detallados dibujos a lápiz, tinta y carboncillo; sus versos y sus fábulas; sus consejos, su tiempo… nos ha propiciado ese asombro que sólo un poeta puede darle a quienes lo leen con gusto y cuidado. Por estas y otras razones, doy gracias a Elkin.

¡Gracias!

Víctor Raúl Jaramillo

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UN POEMA:

No te engañas con palabras y, menos, recompensas tu silencio.
Ahora, más bien, amarías aceptar las cosas como son
y no como se sueñan,
sin mucho drama o exageración de tu lado, simplemente
capoteando el temporal,
buscando ser diestro y amistoso en la amargura,
práctico a la hora de los pactos y la derrota.

No es mucho, pero tampoco es nada. A tus años, ya lo sabes,
lo realmente valioso es lo que se pierde,
el oro inflamado de todo despojo, el croquis de la más
piadosa aventura.

La verdad, no existe otra sabiduría.

La luna cava en ti su negro fantasma y te suelta todo su peso.

Siempre fue así, sólo que ahora haces memoria,
sólo que ahora no te engañas ni delatas como un muchacho
nervioso e inexperto.

Del libro: Absorto escuchando el cercano canto de sirenas

 

ALGUNOS SUEÑOS:

Para evitar ser atrapada, esta ave tiene cuchillos puntiagudos en lugar de plumas.

***

Por el tubo de la manguera, mi madre recibe noticias de la muerte de parientes lejanos.

***

Inesperadamente, la mujer se vuelve y me dice que soy un demonio. Sin inmutarme, le respondo que también puedo ser un ángel.

***

Intento escaparme, tal es mi timidez, de esta casa habitada sólo por mujeres y donde siempre hay una que canta, cualquiera sea la hora del día.

***

Pido a la mujer que, antes de meterse al baño, me deje verla desnuda. Desnuda parece un maniquí, entonces la abrazo. Luego se viste y se coloca un sombrero para meterse a la ducha.

***

Descubro detrás de mí, una desconocida que me sigue. Cuándo me hago a un lado para que pase, se rehúsa. La muchacha quiere estar siempre detrás; así que continúo escaleras abajo hasta que, señalándome, me denuncia a un par de agentes secretos.

***

Entro en una habitación donde dos mujeres se desnudan e intercambian sus ropas. Amo a una de ellas. Cuando terminan, las abrazo y beso en la boca. Entonces la habitación se ilumina con el destello de un relámpago. Digo, queriendo ser chistoso, que el asunto se está volviendo “macabro”. Después empieza a llover de manera torrencial.

***

Navego por una serie de canales donde, a un lado, a cierta distancia una de otra, hay mujeres bellas y enigmáticas que es necesario evitar. Cantan hermosamente, pero su canto trae riesgos. Si te atrapan, te matan. Al acercarte, dan una vuelta en el aire, dejando al descubierto su cola de demonio, con la que —si lo permites—, te apresan.

Del libro: Sueños

Cóctel. Autor: Elkin Restrepo. Cortesía.