Fiesta del libro

Alberto Salcedo Ramos: “Tener buena memoria es una maravilla pero no nos exime del deber de verificar”

14 / 09 / 2018

El reconocido cronista Alberto Salcedo Ramos conversó con Laterales Magazine sobre memoria y cómo la ha aprovechado para su trabajo periodístico.

Para Alberto Salcedo Ramos (Barranquilla, 1963) hay dos tipos de seres humanos: “Los olvidadizos y los que se creen memoriosos”. Aunque la suya es una memoria prodigiosa, cada mañana siempre se ata a los dedos, “como un recordatorio, como un salvavidas, la tirita roja de la escritura”.

Periodista, director de talleres de periodismo, autor de libros que hoy son considerados referentes para el oficio como Diez juglares en su patio (escrito junto a Jorge García Usta), De un hombre obligado a levantarse con el pie derecho, La eterna parranda, El oro y la oscuridad. La vida gloriosa y trágica de Kid Pambelé; Alberto Salcedo Ramos siempre será un narrador de nuestro esplendor y ocaso, de lo delirante que a veces es la realidad misma y lo maravillosa que es la cotidianidad.

Últimamente ha escrito para una meca del periodismo como es el New York Times, experiencia que para él ha sido “formidable” porque “escribir allí es realmente un honor”. Desde hace tres años ha estado trabajando en un nuevo libro pero, como él mismo precisa, “ya llegará el momento de conversar sobre eso”.

Invitado a la 12ª Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, donde el viernes 14 de septiembre presentará Boxeando con mis sombras, libro que reúne sus mejores crónicas sobre boxeo, y realizará el sábado 15 junto a Patricia Nieto y Adriana Cooper la charla Periodismo de la memoria. Una historia construida con muchos fragmentos. A pesar de su copada agenda, Salcedo Ramos abrió un espacio para conversar con Laterales Magazine sobre la memoria.

Felipe Sánchez Hincapié: En la Fiesta del Libro y la Cultura presentarás Boxeando con mis sombras, ilustrado por Santiago Guevara. Háblanos de este libro y de cómo fue el proceso con Santiago para ilustrar tus crónicas.

Alberto Salcedo Ramos: Este es un proyecto que me alegra mucho. Nunca antes se habían reunido en un solo libro mis textos de boxeo. Ahora lo hace una editorial que es creativa y valiente, y edita unos libros preciosos, con ilustraciones y un gran criterio editorial. La presentación oficial se hará en la próxima [esta] Fiesta del Libro de Medellín. Las ilustraciones de Santiago Guevara son excelentes. Me parece que, al poner juntos los textos de boxeo, estos cobran una nueva dimensión: se aprecia mejor cómo responden a una visión unitaria. Además dialogan entre ellos, se complementan.

FSH: Siempre me ha llamado la atención la memoria prodigiosa que tienes. Recuerdas anécdotas, diálogos e imágenes que muchas veces aparecen en tus crónicas y que incluso compartes en clases y conferencias. ¿Cómo desarrollaste esa capacidad y le sacaste el máximo provecho para tu oficio?

ASR: Desde pequeño tengo buena memoria. De niño, yo jugaba a recordarles a los adultos de mi casa ciertas cosas que a ellos se les olvidaban: la hora en que tenían que tomarse una pastilla, o algún deber que debían cumplir. Eso sí: la memoria desmejora con los años. Entonces la libreta de reportero, que siempre fue una simple herramienta de trabajo, se convierte en un salvavidas.

FSH: ¿Alguna vez, como periodista, has desconfiado de la memoria o te ha jugado una mala pasada cuando estás escribiendo?

ASR: Yo tengo buena memoria, pero desconfío de ella porque es veleidosa. Hay que llevar registro de lo que investigamos y acudir a tantas voces como sea necesario para confirmar los datos. Si alguien distinto a nosotros dos me preguntara mañana qué preguntas me hiciste en esta entrevista, yo las podría recordar de memoria, pero si me lo preguntara dentro de unos meses ya no recordaría todo. Entonces consultaría lo que tú escribas y así tendría la seguridad que se requiere. Eso de que escribir es hacer memoria no es una metáfora, sino una simple realidad. Tener buena memoria es una maravilla pero no nos exime del deber de verificar.

FSH: Hoy en día se habla de lo necesaria que es la memoria, bien sea para recordar quiénes somos o conocer una verdad que desconocemos. Sin embargo, a veces la memoria es dolorosa y, mal usada, puede provocar perjuicios ¿Crees que a veces necesitamos del olvido para seguir adelante con nuestras vidas?

ASR: Los dones tienen un precio, ninguno es gratuito. La buena memoria hace que también recordemos ciertas cosas desagradables. A menudo hablamos de lo necesario que es aprender a olvidar, la pregunta es cómo lograr eso. Sería maravilloso ver los recuerdos en una pantalla, así como se ven las playlist en los aparatos reproductores de música, y decir: “este lo quiero conservar, este lo quiero eliminar”. Pero no sucede así.

FSH: Ya son muchos años contando todo tipo de historias, protagonizadas por personas tan diversas. ¿Qué persona o momento en particular te hace recordar y reafirmar tu oficio como contador de historias?

ASR: Una vez le oí a una periodista veterana en San Juan de Puerto Rico esta frase divertida: “el periodismo es como la prostitución: se termina haciendo por gusto”. A estas alturas ya no sólo hago mi trabajo por gusto, sino porque ¿qué otra cosa podría inventarme para vivir? O sea, cuento historias por vocación y porque, fatalmente, no podría dedicarme a otro oficio.

FSH: Aquí quisiera que nos detuviéramos en uno de tus temas más habituales: la música. ¿Por qué crees que la música, de inmediato, nos conecta con nuestro pasado; pero también dice tanto de lo que somos en el presente? 

ASR: Tolstoi decía que la música es la taquigrafía de una profunda emoción. No oímos con los oídos la música que nos gusta: la oímos con el alma.

FSH: Decías en alguna ocasión que “la crónica es memoria”. ¿Cómo este género, y el periodismo en general, pueden contribuir a la construcción de memoria?

ASR: La noticia es el género para enterarte enseguida de lo que sucede. La crónica es el género para alargar la vigencia del periodismo. Si llevas un buen registro de lo que sucede, tienes mejores herramientas para controlar al gobernante y para mantener siempre visibles a los olvidados.

FSH: Periodismo de la memoria. Una historia construida con muchos fragmentos, es el título de la charla que tendrás en la Fiesta del Libro y la Cultura con Patricia Nieto y Adriana Cooper. Desde tu experiencia, ¿cómo has logrado unir tantos fragmentos con que te has encontrado en tus investigaciones para escribir trabajos como, por ejemplo, El pueblo que sobrevivió a una masacre amenizada con gaitas o La eterna parranda de Diomedes?

ASR: Pues, en la forma en que ya te lo he dicho: llevando un registro juicioso, paciente, Observando mucho, volviendo al lugar una y otra vez. Ahora que mencionas esa crónica que hice en El Salado, y ya que hoy has estado indagando tanto por la memoria, te cuento algo: cuando fui a hacer esa crónica, un sobreviviente de la masacre -llamado Oswaldo Torres- empezó a contarme ciertos hechos espeluznantes del día de la matanza. Las cosas que me contaba eran brutales. Entonces yo le pregunté por qué me lo contaba y él me dio una respuesta que es una gran lección: “porque olvidarlo es hacerles un favor a los que nos matan”. No se me ocurre mejor justificación que esa.

FSH: Con todo el debate que han suscitado las noticias falsas, ¿sigues convencido de que el periodismo que hoy leemos como información, en el futuro será leído como memoria?

ASR: Sí, porque las noticias falsas no son periodismo. Hoy son noticias falsas y dentro de 200 años serán falsedades de las que nadie se acordará. Ya que los periodistas nos quejamos tanto de las fakes news, propongo que los periódicos lleven una galería semanal de falsedades, de cosas que ciertas personas importantes han difundido. Es decir, sugiero someter al escarnio público a quienes promueven falacias, aclarar qué es falso y por qué, y de paso dejar claro quiénes y por qué incurren en esas conductas.