Fiesta del libro

Dipacho: “Soy paciente con los libros, les doy tiempo”

13 / 09 / 2019

Invitado a la 13.ª Fiesta del Libro y la Cultura, el ilustrador colombiano Dipacho conversó con Laterales Magazine sobre su trabajo.

Diego Francisco Sánchez, más conocido como Dipacho, es un diseñador gráfico, tallerista, escritor y músico enamorado desde pequeño de los libros ilustrados. Ha publicado más de doce de ellos, y a los primeros, El animal más feroz (2004) y Todos se burlan (2007) le siguieron El viaje de los elefantes (2011), El niño gato (2013), El bajo Alberti (2014), un juego lingüístico en Viernes verdes (2016), una serie de personajes en Bisiestos (2016), el Monstruo come palmeras (2016), Toro rojo (2016), A pesar de todo (2017) y Antonia va al río (2019).

Su trabajo ha merecido varios reconocimientos internacionales, como la selección de las ilustraciones del libro Toro rojo en la lista corta del concurso Nami de Corea; asimismo, Viernes verdes fue elegido entre los 10 libros de adivinanzas retahílas y canciones para vacacionar; y Bisiestos fue seleccionado para participar del 6to Catálogo Iberoamericano de Ilustración.

De su camino plástico atrae el hecho que predomine más la mancha que la línea; hay más expresión que dibujo, y es de admirar la espacialidad con que maneja los proyectos. No tiene afán: el tiempo pasa lento entre cada uno y todos. No se podría decir si es madurez profesional o si es la perplejidad indolente de un espíritu irreverente.

Dipacho estará en la 13.ª Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, donde dictará un taller de ilustración, conversará con Celso Román y Raúl Orozco (Raeioul) sobre los animales protagonistas en los libros para niños y presentará su último libro, Antonia va al río. Antes de su llegada a Medellín, y que sus tantos compromisos le dejaran sin tiempo, Laterales Magazine conversó con él para conocer mejor su obra hecha con paciencia y expresividad.

Buenos días Diego Francisco, o Dipacho ¿cómo te gustaría que te diga?

Dipacho está bien, es mi nombre artístico.

Empecemos por hablar de tu último trabajo, Antonia va al río. Un libro álbum. Este tipo de publicación es complejo porque cuenta con defensores y detractores. Además, el público a cual se dirige no necesariamente es infantil. A primera vista el libro narra una historia tierna, de una mascota familiar, pero para el lector agudo la narración llega cargada de significaciones, sugerencias y denuncias sociales. En esta creación que haces por capas de significación y comprensión, me intriga saber si cuando estás en el momento de ideación-planeación-creación consideras las posibilidades de interpretación, o mejor, ¿qué tienes en mente cuando una idea empieza a darle vueltas a tu cabeza?

En principio, prefiero verlo como un “libro ilustrado”, más allá de si es un libro álbum o un libro silente o de imágenes, o con poco texto o como se quiera definir… prefiero que la creación no esté ligada a un formato de libro o a un tipo de libro específico, creo que eso da más libertad de juego entre el texto y la imagen.

Al tener la imagen como principal recurso narrativo, las ilustraciones se cargan de significados y por ende de interpretaciones, se tiene más cuidado de lo que se cuenta con cada imagen y se posibilitan esas capas de significación, lo cual le da riqueza a la lectura a pesar de que el texto escrito sea poco. Creo que detrás de los libros ilustrados hay autores que tienen una visión del mundo, unas experiencias y discursos personales que de uno u otro modo se transmiten en los libros, es muy rico cuando cada lector toma el libro y lo interpreta de acuerdo a su experiencia lectora, cada lector va encontrando cosas distintas, ese es uno de los retos como autor, que los lectores, sean de la edad que sean, se puedan enganchar con el libro.

Ilustración cortesía. Dipacho

Naciste en Bogotá y por lo que he leído sobre ti, no sé si me equivoque, deduzco que la paciencia es una de tus virtudes que contrasta con la fuerza expresiva de tu trabajo. Además, el color, acompañado de una técnica impecable, es uno de los elementos gráficos más potentes de tu trabajo. Cuéntame de dónde tomas esa fuerza expresiva del color. Cada libro lleva el trópico como sello personal, ¿cuáles son los referentes, las vivencias o si es la genética la que te brinda esa paleta de color para tus trabajos?

Sí, nací en Bogotá, he vivido en distintos lugares pero la mayor parte del tiempo acá. La paciencia… soy paciente con los libros, les doy tiempo, hay libros en los que duro años trabajando, pero dejándolos quietos y trabajando en otros proyectos al tiempo, luego retomándolos y aprovechando los procesos de los otros proyectos, darle un aire a los proyectos a veces está bueno, pero siempre teniendo la meta de concretarlos.

Estudié Diseño y alterné esos estudios con otros de Escritura Creativa, pero creo que el diseño me dio herramientas importantes para entender el color, la composición, la narrativa visual, entre otros elementos que ayudan a la creación gráfica. Entonces mis libros tienen un trabajo visual más fuerte que el escrito, aunque también es de mi interés y lo he ido estudiando con el tiempo.

Creo que hago distintos tipos de libros, algunos muy relacionados con mi contexto, y otros que pueden acoplarse a cualquier otro contexto, pero sí creo que es evidente que la cultura y los orígenes personales estén presentes en mis proyectos.

Entiendo que eres un viajero siempre abierto a nuevas experiencias culturales, ¿podrías darme un ejemplo de cómo una estancia en equis lugar transformó o cualificó tu trabajo gráfico, la que más te haya gustado o impactado?

Creo que las experiencias de vida son las que marcan momentos, más allá de estar en un lugar o en el otro; las personas que conoces, las situaciones que vives, la relación con el contexto al que llegas y el contraste con el lugar del que vienes son las experiencias que ayudan a transformar el trabajo.

A inicios de 2016 inicié un viaje de dos años y medio, estuve en varios países del continente americano, países europeos y asiáticos también, el contraste de culturas y de formas de ver el mundo me ayudaron a pensar proyectos, pero también a pensarme a mí como persona, que es lo que de algún modo se ve reflejado en la obra.

Ilustración cortesía. Dipacho

Tu trabajo navega en diversos formatos, niveles de composición, tonos de color, los personajes pertenecen al mundo de lo fantástico, sin embargo, se sienten cercanos. Asimismo, el juego lingüístico, la rima unida a la metáfora visual, juega con la tipografía, produce tensiones narrativas muy importantes, ¿en qué momento tomas la decisión de integrar la tipografía a la narrativa visual?

Estudié Diseño pero no me sentía diseñador sino ilustrador y autor de libros infantiles, hasta hace unos pocos años empecé a interesarme más por el diseño, la tipografía, el lettering y otros temas que tenía descuidados y que también dan riqueza a la narrativa. Creo que hacer libros tiene un proceso largo de aprendizaje continuo en diversos temas, tener la herramienta del diseño facilita algunos procesos y aporta a los proyectos. Estando en Brasil (con esto creo que respondo a la pregunta anterior) conocí referentes de poesía como Paulo Leminsky, que me llevó a interesarme más por la sonoridad de las palabras, la presencia de la poesía en la música brasilera también me influenció. La obra de Leminsky me llevó a conocer la poesía concreta como movimiento y a autores como Augusto de Campos; creo que desde ahí veo el diseño y el uso de la tipografía con otros ojos.

Tus libros presentan una postura política y una crítica social de manera poética, sutil. Tu discurso visual, a través de la inocencia y frescura de los personajes, invita a profundizar, a leer de manera más amplia el contexto de la historia. Por ello, a ojos de un buen hermeneuta, es posible descubrir la denuncia social implícita. Si esto ha sido comprendido, ¿has tenido algún problema o, al contrario, te has acercado a unos lectores más críticos?  

Vivo en un país en donde la política atraviesa la percepción de la realidad de las personas, en donde las problemáticas sociales son muy fuertes y evidentes, es difícil apartase o ignorar un tema que nos atraviesa y que nos afecta, entonces sí, mis libros evidencian ese interés y esas posturas políticas o ideológicas. No he tenido problemas con eso porque son temas que nos afectan y nos tocan a todos no importando la postura política que se tenga, trato problemáticas que me parecen necesarias para que los lectores reflexionen y para que las analicen desde su perspectiva. La literatura y el arte no pretenden educar ni enseñar, pero sí generan acercamiento y sensibilidad hacia diversos temas.

Ilustración cortesía. Dipacho

Ilustración cortesía. Dipacho

Hablemos del mercado editorial, honestamente ¿se puede vivir de la ilustración y cómo?

Yo vivo de los libros, no hago mucho trabajo como ilustrador, a veces, pero vivo de los libros, de las regalías, de las ventas de derechos, de los eventos alrededor del libro: charlas, talleres, conferencias, también de los proyectos que surgen desde la creación de libros: libros digitales, animación, juegos, y a veces también de la venta de ilustraciones, ser independiente te obliga a buscar distintas maneras de generar ingresos para el día a día, trato de que esos trabajos sean de mi agrado, y en especial, prefiero trabajar en proyectos personales.

Eres un autor en constante búsqueda, he visto animaciones y participaciones en vídeos, eres músico, creas logos, ilustras libros de otros, eres diseñador gráfico, en fin, estás en un momento de creación y producción fantástico, ¿qué sigue? ¿Cuáles son los planes de Dipacho?

Me gusta hacer libros, pero no me imagino solo haciendo libros, desde niño he sido autodidacta y siempre he estado muy interesado en el aprendizaje de distintos oficios y temas de mi interés, creo que todos estos nuevos aprendizajes aportan a la creación de la obra. Lo que sigue… continuar en esa búsqueda de conocimientos y seguir creando, justo ahora estoy desarrollando proyectos de animación y juegos de mesa, aprendiendo sobre esos temas, también estudiando música.

Ilustración cortesía. Dipacho