Fiesta del libro

Dos escritores se reinventan en sus viajes

15 / 09 / 2018

Los escritores Alberto Ruy Sánchez e Ignacio Piedrahita hablaron del viaje como importante recurso en sus libros.

A sus 20 años, el escritor mexicano Alberto Ruy Sánchez se fue con su novia Margarita a un viaje por Marruecos, en el que se encontraron a un hombre polaco que intentó hablarles en alemán y en latín, hasta que, ni él sabe cómo, los invitó a observar lo más importante que había sucedido allí tras doce años: había llovido y, cerca de las palmeras, el desierto se llenó de flores.

Esa experiencia lo marcó para siempre. “En Marruecos, yo recuperé mi infancia”, dijo Ruy Sánchez. Así fue como empezó a definir lo que era para él la memoria durante la charla Geografías de la memoria, un viaje a la intimidad y el deseo, en la que estuvo dialogando con el también escritor y geólogo, Ignacio Piedrahita.

Ambos han visto en el acto de atravesar geografías un pretexto para perseguir las memorias del hombre, un hombre viajero que, para el caso de Piedrahita, va haciendo “de ese viaje exterior un viaje interior”. A la luz de esa idea, el viaje por el desierto del Sahara fue para Sánchez una excursión íntima que lo transportó a los días en los que vivió en el desierto de Baja California, en México: “Allá recordé de golpe cosas que yo había vivido de los tres a los cinco años y que yo no sabía que había olvidado, entonces, para mí la memoria es lo inesperado”. El autor de Los jardines secretos de Mogador, manifestó que la memoria “es como un pájaro que al principio es completamente imaginario y después va descubriendo que dentro lleva todo lo inesperado”.

Al llegar a la conclusión de que México y Marruecos son como tataranietos de la España árabe, Alberto Ruy Sánchez experimentó un shock cultural y tomó la decisión de estudiar los orígenes de la lengua castellana. Otro propósito que se fijó después de ese recorrido fue el de entender por qué había crecido como un macho mexicano en contraposición al mundo femenino. A medida que se adentraba en estos dos caminos fue plasmando lo que aprendía en una obra cuyos jardines han sido extensiones del deseo. Esto es explícito, sobre todo, en su Quinteto de Mogador, un microcosmos sobre la búsqueda del amor conformado por las obras Nueve veces el asombro, Los nombres del aire, En los labios del agua, Los jardines secretos de Mogador y La mano del fuego.

Para Alberto Ruy Sánchez, “el viaje siempre es el gran motivo literario” y este es un elemento común en el que su obra establece interlocución con la de Ignacio Piedrahita, en cuyos libros las relaciones que han llevado los protagonistas han sido tortuosas a diferencia de los idilios narrados por el mexicano. Sin embargo, el viaje enmarca la aventura de los relatos de ambos escritores y moviliza la maquinaria de su ficción.

En Al oído de la cordillera, el último libro de Ignacio Piedrahita, se relata un viaje que transcurre a lo largo de la cordillera de Los Andes hasta Tierra de Fuego, en Argentina. Pero el escritor no se concentró en narrar hazañas típicas, buscó aquellos elementos que le permitieran dibujar la esencia del viajero. En sintonía con esta idea, Alberto Ruy Sánchez reconoce a los verdaderos viajeros como aquellos que encuentran aventuras incluso donde no parece que las hay.

Ruy Sánchez es un incrédulo ante el heroísmo, pues lo relaciona con hombres que todo el tiempo buscan lograr hazañas de conquista, lo que él pretende en sus novelas, según dice, “es penetrar dimensiones humanas de las que la ciencia no puede hablar”.

*Este artículo fue elaborado por el Equipo de Comunicaciones de la Fiesta del Libro y la Cultura. Reproducimos este artículo bajo su autorización. Todos los derechos de reproducción y difusión son de la Fiesta del Libro y la Cultura.