Música

Altavoz y sus noches mojadas de nunca olvidar

30 / 10 / 2017

Además de la música, la lluvia ha estado presente en Altavoz Fest. Estas son las mojadas más memorables.

Se acerca el Festival Internacional Altavoz y con él la temporada de lluvias en Medellín. Este par de inseparables, (sí, qué vaina) han creado recuerdos únicos en la memoria de todos los asistentes y han sabido como regalarles a algunos una mojada épica mientras veían a sus bandas favoritas.

Deja vu: la lluvia lo hizo otra vez

Hablé con algunos amigos sobre cuáles eran sus anécdotas preferidas del Altavoz Fest y coincidimos todos en una cosa: la lluvia siempre estaba ahí. En palabras de mi abuelita, San Pedro dejaba la llave abierta y se ponía a parar oreja. Hubo días en los que llovió toda la jornada; otros en los que, tras un sol de playa, llovió a cántaros, y otros en los que la lluvia convirtió a la cancha auxiliar del Estadio Cincuentenario (donde este año se realizará de nuevo el Festival) en una piscina de lodo.

Bandas reconocidas y legendarias como Molotov, The Adicts y The Skatalites debieron callar con su música el sonido de los torrenciales aguaceros que amenazaban con interrumpirlos en su misión de regalarle a Medellín unas noches mojadas de nunca olvidar.

William Correa recuerda que, gracias a la lluvia constante de ese día, ver a Molotov fue como una hazaña sobre arena movediza. El piso era todo pantano y él terminó embarrado hasta la cintura: “Cuando iba ya rumbo a mi casa, en el Metro, las viejitas me miraban feísimo. Fue una odisea salir. Era un mar de pantano. Pero ya habíamos visto a Molotov, eso ya no importaba”.

Para él, Molotov representa en sí misma toda la esencia del rock. Las letras irreverentes, cómicas y de protesta social hacen de esta banda una de esas que nadie se quiere perder. Esto ocasionó que el Festival Altavoz 2011 se quedara en la memoria de la ciudad por una razón más: la sobre-asistencia a esta presentación generó disturbios en el sector de Carabobo Norte e incluso el Parque Explora resultó afectado; además, la estación Universidad del Metro permaneció cerrada, lo que impactó directamente la movilidad y sobre todo a la estación Hospital.

Sin embargo, esta era una realidad repetida. Parecía un deja vu: el día anterior el clima había querido aguarle la fiesta a los punkeros. Desde que Santiago Gómez estaba en la fila para ver a The Adicts empezó a llover. Estaba solo en ese momento y la lluvia fue su compañera: “Arranqué con una chaqueta y diez mil pesos en el bolsillo. Era mi primer Altavoz. Estando ya allá no importó nada. Así estuviéramos lejos de la tarima, sabíamos que estábamos en un concierto de The Adicts y que esa oportunidad que teníamos de verlos, difícilmente se repetiría. La lluvia pasó totalmente a un segundo plano”.

Para Santiago, el momento más especial de esa presentación fue cuando empezaron a sonar los acordes de “I’m Yours” y, sin duda, toda la inolvidable puesta en escena que esta banda le brindó a los asistentes. El espectáculo circense, el juego con las pelotas blancas gigantes y esa integración del público con la música y el show fueron un regalo para los sentidos que sólo The Adicts podría darnos. Una singular noche en la que ni el agua pudo ahogar los gritos de júbilo de una ciudad que nunca antes había vivido algo similar.

Unanimidad en los encuestados: “Me volvería a mojar igual

“Era una de las bandas que creí que nunca iba a ver”, contó Juan Pablo Jiménez cuando le pregunté sobre lo que fue para él ver a The Skatalites en vivo. Para él era el sueño de ver a una de las agrupaciones más icónicas del Ska mundial, y si de algo estaba seguro era que la lluvia no iba a ser la protagonista de esta historia. También cuenta Juan Pablo que la vibra de la gente no se vio afectada por el clima: “Había personas entre los 13 y los 60 años entregadas al baile y al goce de la banda, una vibra increíble. La lluvia no importó”.

“Yo me fui bailando para mi casa. Se me quedaron los sonidos de los saxofones y las trompetas. El ritmo de esa banda se me quedó grabado”, recuerda Julián Rincón cuando habla de The Skatalites, a quienes denomina como “los papás” del ska. Dice que significó demasiado para el público encontrarse con una leyenda como esta: todos bailaban y la energía que se sentía en el ambiente le hacía frente a la lluvia, que no pudo imponerse ante las increíbles melodías de los jamaiquinos.

Para rematar la entrevista, pregunté: si pudiera repetir ese día, ¿le cambiaría algo o se mojaría igual? A lo que Julián respondió: “Yo no me los pierdo. Me vuelvo a mojar igual”. Así, sin pensarlo de más. Sólo una gran banda podría crear una burbuja donde caben grandes y chicos, donde no existía la lluvia ni siquiera manifestada en un leve sonido, donde sólo se escuchaba la música y donde al frío lo mataban las ganas de bailar. Solo una banda lo hizo. Una gran banda, llamada The Skatalites.

*Según un sondeo del que participaron alrededor de 20 personas, The Skatalites es la mojada más memorable del Festival Altavoz. Este artículo no está sesgado por la subjetividad del autor: para mí era Misfits pero nadie más habló de ellos. (Risas).