Música

“Suena una canción protesta”, la música en el paro nacional

20 / 01 / 2020

la música ha jugado un papel importante en el Paro Nacional que inició el 21 de noviembre de 2019. Una mirada a los artistas, los conciertos y las canciones que han hecho sonar este paro al ritmo de la resistencia.

“¡Oye, presidente: te puedes tapar los oídos, puedes hacer lo que quieras, pero te tendrás que poner de acuerdo con tu gente y tus ministerios porque nos vas a oír, nos vas a tener que oír, ¡porque este pueblo despertó!”, decía vehemente la cantante Adriana Lucía ante un mar de gente que no paraba de gritar.

Su mensaje no se lo envió al presidente de Colombia, Iván Duque, desde un estadio o un teatro: fue en plena calle, más exactamente en la céntrica Avenida Séptima de Bogotá, donde el ocho de diciembre de 2019 miles de personas asistieron a #UnCantoXColombia, concierto realizado entre ella y varios artistas y personalidades nacionales en apoyo al Paro Nacional. Desde el 21 de noviembre el país se ha paralizado en rechazo a las reformas tributaria, laboral y pensional propuestas por Duque, su incumplimiento a los acuerdos de paz firmados con la guerrilla de las Farc en 2016, la actitud indiferente que asumió frente al bombardeo del Ejercito a un campamento guerrillero en el departamento de Caquetá en el que murieron 18 niños y no 8 como inicialmente se pensaba (“¿De qué me hablas, viejo?”, respondió evasivo a un periodista que lo cuestionó al respecto), y demás males que aquejan a la sociedad colombiana como la corrupción, el desempleo y el continuo asesinato de líderes sociales.

Lo que empezó el 24 de noviembre como una convocatoria espontánea hecha en Twitter por el actor Santiago Alarcón, terminó en un multitudinario concierto en tres puntos de la capital (Parque Nacional, Planetario y Parque de los Hippies) en el que artistas tan diversos y reconocidos como Santiago Cruz, Doctor Krápula, Monsieur Periné, Diamante Eléctrico, Los Petitfellas, César López, La Derecha, Systema Solar, Juan Pablo Vega, Victoria Sur, Totó La Momposina, Telebit y Moügli unieron a todo un país para que con bailes, cantos, tambores y cacerolas exigiera un cambio.

“Lo que esperaba antes del concierto era encontrarme con la gente que se suma a la marcha, sobre todo estudiantes, algunas centrales obreras y la guardia indígena, que fue un placer compartir esta experiencia con ellos. Y lo que me encontré fue familias, niños, ancianos, perros…la gente salió a la calle sin miedo, con bicicletas, muchas pancartas, muchos mensajes bonitos de respeto y comunidad, y también encontramos que no había policía prácticamente, por lo mismo no hubo gases lacrimógenos, vidrios rotos y vándalos. Ese es un mensaje de esta sociedad al gobierno y a gran parte de la sociedad que también está tras un velo por la falta de comunicación o de medios independientes, que la marcha y la protesta también se hace en paz, con amor y en familia, y se hace reflexionando y saliendo a protestar por algo que es justo y que es algo para todos”, relata Ali A.K.A. Mind, otro de los artistas que participó en este concierto.

Aunque contundente, #UnCantoXColombia no fue la única movilización realizada por artistas dentro del paro nacional, ya que en ciudades como Cali y Medellín se realizaron movilizaciones similares. Incluso, desde antes del 21N, artistas reconocidos como Carlos Vives, Aterciopelados, Catalina García (Madame Periné), Superlitio, AlcolirykoZ, Bomba Estéreo, Edson Velandia, Choquibtown, Systema Solar, La Etnia, Frente Cumbiero, Tsh Sudaca, Mabiland, Karol G y Martina La Peligrosa expresaron su rechazo a las políticas del gobierno y llamaron a tomarse las calles para que éste escuchara las necesidades del pueblo.

Varios trabajadores del sector musical como artistas, productores, managers y periodistas se unieron para crear El Paro Suena, iniciativa con la que, de manera pacífica y sin más armas que sus voces e instrumentos musicales, se sumaron a las movilizaciones con conciertos, plantones y cacerolazos para luchar por “una vida libre de todo tipo de violencias, justa y digna” y protestar contra las “políticas adoptadas por el gobierno de Iván Duque, en contra de la paz del país y los derechos humanos de sus habitantes”.

La música motivó a los miles de jóvenes, adultos y hasta niños que salieron a protestar, y muchos músicos independientes reflejaron el inconformismo latente en las calles. Hip hop, metal, punk, salsa, música clásica y demás géneros musicales crearon la banda sonora de este paro que aún continúa, y que pese a la represión impuesta por el gobierno, no ha apagado su sonoro grito de resistencia.

“Todas las voces, todas”

Si algo ha caracterizado al paro nacional, aparte de su extensión, es haber convocado a sectores antes apáticos a la movilización social, como las clases medias, las universidades privadas y hasta la iglesia católica. Tras varios años en que al pueblo colombiano se le dijo que el único problema por resolver era la lucha contra las Farc, finalmente pareciera que despertó a otros problemas que, sin importar la condición o la ideología, nos afectan a todos.

Además de esta diversificación en la movilización social, las consignas y pancartas cargadas de humor, los cantos y bailes en las marchas y los cacerolazos realizados en diferentes ciudades le dieron un talante distinto al paro y por eso ha sido el tema de mayor importancia en el momento, sea a favor o en contra.

Todo esto no pasó desapercibido a los sectores del arte y los músicos se unieron masivamente al Paro Nacional, tanto para apoyarlo como para expresar sus opiniones frente a la situación del país. Aunque para algunas personas fue poco relevante que se unieran, otras lo vieron como un gesto significativo que las motivó a movilizarse, bien fuera porque vieron en ellos un ejemplo a seguir o sintieron que su mensaje se conectaba con su diario vivir.

La protesta nace de los reclamos que hace el pueblo a sus dirigentes. No obstante, el poder de convocatoria de los artistas es ineludible y, por ende, es más factible que muchas personas atiendan su llamado a protestar. Es, si se quiere, un acto reflejo que el periodista musical Sebastián Narváez Núñez explica de la siguiente manera: “Si mi ídolo está marchando por eso, pues yo también debería hacerlo; si a él lo toca y lo afecta, pues a mí también; y si esta persona que tiene un privilegio por ser artista está en contra de estas cosas, pues yo también estoy en contra de eso”.

Aunque Narváez Núñez aclara que una persona por sí sola no legítima una protesta, ya que ésta y las causas que la motivan son legítimas en sí, que artistas ampliamente reconocidos como Carlos Vives, Andrea Echeverri, Adriana Lucía o Mario El Subcantante de Doctor Krápula se adhirieran al paro nacional es una muestra de que ellos, de alguna u otra manera, se identificaron con el descontento social y lo hicieron, “más que por un interés particular, por salir a decir ‘yo también soy ciudadano antes que artista y las decisiones que tome el gobierno también me afectan a mí; aunque sea un artista multimillonario, no puedo ser indiferente a la realidad del país’”.

Pero ¿qué piensan al respecto los artistas? El músico y compositor Edson Velandia, quien participó en el multitudinario concierto UnCantoXColombia en Bogotá, comenta que las exigencias de la comunidad, como tener una vida digna, un país en paz y una sociedad donde se respete la vida “en todas sus manifestaciones” lo motivaron a apoyar el paro, aunque estas exigencias vienen de tiempo atrás.

“Eso es lo que estamos necesitando y exigiendo. Esa es la razón por la que estamos marchando y no es solamente en esta ocasión, no se trata solamente de estar en el paro, esto es una exigencia permanente en la que venimos trabajando desde el arte y la música; desde siempre y años atrás hemos estado haciendo parte de todas las movilizaciones y de la movilización en general que existe en el país con la fuerte convicción de que solo así podemos lograr que nos comuniquemos entre todos, llegar a más gente, comprendernos y entendernos, y hacer un gran diálogo que nos permita trabajar en equipo pa’ hacer un cambio que sea contundente en este país que cada día intensifica su conflicto, su guerra y su masacre estatal”, asegura Velandia en un tono calmado que no oculta su determinación.

Ali A.KA. Mind, uno de los exponentes del hip hop en Colombia, dice que tanto él como los demás artistas que participaron en las diferentes movilizaciones lo hicieron por la misma razón por la que el pueblo salió a las calles: la falta de escucha del gobierno y la incomprensión frente al rechazo que generan sus decisiones.

“Nosotros somos trabajadores de la música, simplemente, al igual que cualquier trabajador de cualquier rubro o gremio, y si con algo podemos aportar es con la música. Lo que queremos es invitar a la gente a que también se exprese”, afirma y agrega que todo este apoyo de los artistas fue una respuesta al gobierno que no quiso escuchar las manifestaciones, además del apoyo y el cariño de sus seguidores, con quienes dicen estar presentes.

Pese a tanto entusiasmo, otros reconocidos artistas colombianos como Sebastián Yatra y Shakira guardaron silencio absoluto, y solo días después de que iniciara el paro nacional Juanes se pronunció al respecto desde México en una entrevista con la periodista Carmen Aristegui, a quien le dijo que todo lo que está pasando en Colombia es resultado de una “indignación histórica”. Por su parte, J Balvin expresó sus opiniones frente al paro en un tono que no hizo mucha gracia a sus seguidores, aunque durante su concierto en Medellín el 30 de noviembre le pidió al presidente Iván Duque escuchar el clamor de los jóvenes, porque “si están marchando es porque algo no anda bien”, mientras Silvestre Dangond aseguró, en un concierto de final de año ofrecido a la Policía Nacional, que les falta “un poco de formación natural porque hoy en día a las nuevas generaciones las forman las redes sociales”, y Marbelle fue más lejos al trinar en su cuenta de Twitter que “el arte no es resistencia. El arte es arte y punto”, alejándose totalmente de otros artistas que sí apoyaron el paro.

Respecto a si los artistas debieron o no apoyar el paro nacional hubo posiciones divididas. Para algunos éstos no estaban obligados a hacerlo, ni siquiera a opinar sobre política, pero para otros el solo hecho de ser artistas les daba la responsabilidad de asumir una postura frente a la situación del país.

Si bien el silencio guardado por algunos de estos personajes generó en muchos suspicacia -más cuando antes apoyaron con total determinación las protestas realizadas en otros países como Chile o Venezuela-, la realidad colombiana es más compleja de lo que parece y la fuerte polarización entre izquierda y derecha vivida en las calles y redes sociales hizo que muchos decidieran abstenerse de tomar partido, bien fuera para no ser estigmatizados ni afectar sus carreras, o simplemente para no poner en riesgo sus vidas.

De hecho, cuando Carlos Vives publicó varios trinos a favor del paro muchos de sus seguidores lo criticaron duramente y aseguraron que se estaba prestando para juegos políticos. Otros artistas corrieron con la misma suerte y hasta su talento fue puesto en duda, mientras el resto debió lidiar con mensajes cargados de odio y amenazas, como Goyo, vocalista de Choquibtown, a quien le lanzaron comentarios racistas, o Adriana Lucía, quien días después de #UnCantoXColombia recibió amenazas de muerte y cuyo contrato con el canal RCN fue cancelado recientemente por, presuntamente, apoyar el paro.

“Si una causa es justa y si uno está peleando porque dejen de matar gente en el país, pues nadie debería salir a decirle nada a uno. Pero estamos en este contexto colombiano en el que la gente te puede tildar de terrorista porque sales a decir que es estúpido que el Ejército bombardee un campamento donde hay niños; ese es el pensamiento colombiano, radicalizar todas esas posiciones. Por eso, mucha gente no se compromete con las causas sociales, porque no quieren ser tildados como los enemigos en común del país”, afirma Sebastián Narváez Núñez.

La música, aliento de la protesta

Desde el 21 de noviembre de 2019 el país vive días revueltos y la música no ha parado de sonar.

Narváez Núñez, quien realizó para Vice un reportaje sobre las protestas en Puerto Rico que lograron la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló -envuelto en un escándalo tras la revelación de un chat privado con sus colaboradores en el que hacía comentarios denigrantes a sus opositores, y que fueron lideradas por reconocidos artistas de la isla como Residente, Bad Bunny, Daddy Yankee, Ricky Martin y Luis Fonsi -, considera que la música, al ser un lenguaje universal e inclusivo, permite que confluyan personas de diferentes gustos y condiciones sociales, “y en ese sentido puede ser una herramienta, un motivo o una excusa, pero lo realmente importante es el discurso que se haga a través de ella”.

Sus declaraciones hacen recordar otros casos igual de inspiradores, como los millones de chilenos que, con palmas y guitarras, cantaron en la Plaza Italia de Santiago de Chile “El baile de los que sobran”, célebre canción de Los Prisioneros que pese a haber sido lanzada en los años 80 refleja la dura realidad por la que diferentes sectores han salido a protestar en el país austral; así como los DJs que apoyaron las multitudinarias protestas en Líbano en contra de las medidas económicas propuestas por el gobierno y que a punta de techno lograron la renuncia del primer ministro Saad Hariri; o el canto de protesta “Un violador en tu camino”, compuesto por el colectivo feminista chileno LasTesis en rechazo a la violencia contra las mujeres y que le dio la vuelta al mundo.

Esta idea de la música como aliento de la protesta también la comparte El Paro Suena, que desde el 21N y con diferentes actividades musicales, se sumó al Paro Nacional.

“A través de la música uno puede expresar muchas cosas, la música es una válvula de escape y en Colombia siempre lo ha sido”, afirman desde El Paro Suena y como ejemplo ponen la canción “Grito vagabundo” de Guillermo Buitrago, que no es más que un grito a favor del Partido Liberal que el propio Buitrago quiso pegar en la plaza de Ciénaga (Magdalena) tras el asesinato en 1948 del líder liberal Jorge Eliecer Gaitán, pero que la policía le impidió hacerlo para no alterar la paz de la población; o la importancia que tuvieron el punk, el metal y el hip hop para los jóvenes de los barrios de Medellín durante la guerra entre el Cartel de Medellín y el Estado entre los años 80 y 90, ya que estos géneros les permitieron alejarse de la violencia que quería llevárselos.

La música genera unión y empatía por el otro, mientras permite reconocerse a través de la diversidad. “La música es una herramienta que nos une como personas: a través del ritmo y del baile podemos vibrar, hacer que nuestros corazones latan a un mismo beat; esa es una de nuestras banderas de lucha, marchemos al beat de nuestro corazón. La música también genera empatía porque nos acerca al otro y a través de un currulao uno empieza a descubrir cómo es el Pacífico, una cumbia te muestra el Caribe. La música rompe barreras, en la pista de baile todos somos iguales; ahí, cuando se goza, no importa nada y eso es muy fuerte y tiene un mensaje detrás”.

Los artistas también coinciden en resaltar el papel que ha jugado la música en estos días de lucha, porque justamente ellos, como asegura Edson Velandia, han permitido que la movilización suene, al tiempo que la gente ha hecho del arte, en sus diferentes expresiones, una forma de manifestarse para demostrar que está unida por una idea en común.

“Creo que la música ha ayudado a eso, a integrar. La gente ha hecho uso de la música y muchos artistas han estado ahí, apoyando y permitiendo que eso se dé, músicos y artistas de todo tipo he sentido que están ahí. Y esta vez siento que, a diferencia de otras ocasiones, esto se ha sentido mucho más y creo que es positivo y pa’ delante será mucho mejor y mucho más grande que el arte haga parte, y no sólo que haga parte, sino que nuestra forma de manifestarnos y de transformar sea creativa; ante la destrucción que nos ofrece el gobierno nosotros tenemos que desbordar creatividad”.

En esa misma vía, Ali A.K.A. Mind opina que el movimiento musical sí aporta a las protestas, ya que ha encontrado que ella, en medio de las convulsiones sociales, es “constructiva, invita a la reflexión, a generar un tejido social mucho más firme, más sano y sobre todo mucho más unido”.

Elvis, vocalista de la agrupación de rock electrónico Estados Alterados, considera que el rock, como género en esencia contestatario, ha estado a la altura del momento porque varios líderes de bandas, además de participar en los cacerolazos o conciertos realizados en Bogotá y diferentes ciudades, se han pronunciado respecto al paro bien sea porque les duele la situación o porque se sienten defraudados con la Economía Naranja, una de las banderas del presidente Iván Duque que pretende impulsar las industrias creativas, pero que hasta ahora “no ha significado ninguna mejora en nuestro sistema económico para los artistas”.

Con su particular estilo, Estados Alterados ha tratado temas sensibles para muchos, y si bien Elvis aclara que la banda no es literal ni anecdótica en lo que dice, canciones de su más reciente producción discográfica, Lumisphera, como “Miedo” y “Pueblo” critican la manipulación ejercida a través del miedo, o hacen un llamado a librarse de falsas promesas de progreso y gastadas tradiciones.

“Claramente se sabe de qué estamos hablando en las canciones en las que queremos tocar el tema y sí nos parece que hay que tomar cartas en la política en este momento. Como decía García Márquez: si usted no se mete con la política, la política se mete con usted. Entonces creo que nos toca”.

Otro género musical que ha expresado el sentir actual es el reggae y Mauricio Osorio, vocalista de la agrupación De Bruces a Mí, es claro al asegurar cómo éste ha acompañado a la gente que quiere manifestarse contra el sistema y a favor de la igualdad, la justicia y la defensa de la naturaleza. “La música reggae es también su voz”, puntualiza.

Los últimos acontecimientos han sido para él muy dolorosos. Los asesinatos de indígenas y líderes sociales especialmente, ya que “es la población rural la que más siente el dolor de esta injusticia social y de esta guerra que sigue perpetuándose en el país”. Considera que, más que la música asuma el compromiso de plasmar todo lo que está pasando, las mismas circunstancias llevan a los artistas a hacerlo y a ser sensibles ante las situaciones por las que atraviesan el planeta tierra, los indígenas y los pueblos que protestan; que se conmueven de tal forma que escriben sus canciones inspiradas en todo ello.

En 20 años de trayectoria junto a De Bruces A Mí, Mauricio ha escrito todo tipo de canciones que hablan de esa dura realidad que lo conmueve, como “Tu amenaza”, que denuncia los prejuicios y la estigmatización que sufren los jóvenes por sus ideas y cuyo vídeo fue grabado durante las marchas estudiantiles del 12 de octubre y 10 de noviembre de 2011 contra las reformas a la Ley 30 de Educación presentadas por el gobierno de Juan Manuel Santos; o “Vampiros”, realizada junto a Afaz Natural, cantante de hip hop, reggae y dancehall, que critica a los políticos ansiosos de votos en época electoral.

“Todo esto me conmueve mucho. Me ha hecho escribir canciones desde hace veinte años al respecto y espero seguir manifestándolo de una forma que logre tocar la consciencia y el corazón de las personas”.

¿Medio de resistencia o pretexto para la fiesta?

Sin duda ver a miles de personas cantando, saltando y ondeando banderas de Colombia al ritmo de “El baile de los que sobran” en las voces de Daniel Acosta (Telebit) y Elvis (Estados Alterados) es sumamente conmovedor, más cuando Acosta le dice a la masiva concurrencia del Parque de los Hippies en Bogotá “¡Y vamos a hacer que el gobierno escuche muy duro las siguientes palabras!”, a lo que todos le responden, con voz firme: “¡Únanse al baile de los que sobran, nadie nos va a echar de más, nadie nos quiso ayudar de verdad!”.

Ni qué decir del escalofrío que provocan las imágenes del cacerolazo sinfónico que acompañó las protestas del 27N en Bogotá y en el que varios músicos, dirigidos por el maestro Guerassim Voronkov, interpretaron el himno “Colombia tierra querida” de Lucho Bermúdez; o la emoción que en el 1D produjo la consagrada pianista Teresita Gómez al dirigir un cacerolazo en compañía del fotógrafo de guerra Jesús Abad Colorado a las afueras del Museo Casa de la Memoria en Medellín durante el Desconcierto Nacional, en el que participaron agrupaciones locales como Niquitown, Gordos Project, Crew Peligrosos y Providencia.

Esto, al igual que los batucadas realizadas en varias ciudades, el camión de Gran Latido Soundsystem, que con dub amenizó el primer día del paro en Bogotá, y el masivo cacerolazo en la noche al que también se sumaron músicos espontáneos con guitarras, trompetas y clarinetes, es un ejemplo del poder movilizador de la música y de que con alegría puede transmitirse un mensaje de resistencia y justicia social.

“A mí me gusta mucho todo lo que está pasando, me gusta que los jóvenes se estén manifestando de esta manera; los millennials a los que tanto han criticado realmente son los que están sacando la cara en este momento haciéndose sentir y nosotros hemos tratado de responder a eso, desde antes incluso veníamos manifestando inconformidad y tratando de poner el dedo en la llaga a nuestro estilo”, comenta entusiasta Elvis de Estados Alterados.

Sin embargo, la constante realización de conciertos dentro de las protestas y la fuerte participación de artistas en ellas generan inquietudes en cuanto a si realmente han ayudado a difundir el mensaje del paro o si por el contrario son solo una excusa para la fiesta. Así como hay quienes celebran este tipo de movilizaciones otros las critican por ser poco efectivas, dado que hasta ahora no han logrado que el gobierno ceda en sus posiciones, ni trascendido a acciones concretas que ejerzan presión.

Dulce María Ramos, periodista venezolana radicada en Colombia que ha estado al tanto de las protestas, considera que si bien la música está identificada con las luchas sociales –para ello pone como ejemplo la canción “Color esperanza” de Diego Torres que se convirtió en himno del paro petrolero en Venezuela de 2002-2003 que puso en serios aprietos al gobierno de Hugo Chávez–, puede correr el peligro de caer en lo superficial y reducir el impacto que pretende generar.

“Con las redes sociales, los influencers y los artistas que tienen mucho poder de convocatoria, ese es el peligro de la música, puede ser un vehículo perfecto para protestar, pero [puede volverse] algo frívolo, sin contenido y sustancia. A veces uno puede criticar a artistas que aprovechan las coyunturas de sus países y entonces tú no sabes si quieren promocionar su música o si de verdad están apoyando la causa”.

Ramos quien tuvo que salir de su país por la crisis económica y social desatada por el régimen chavista. Ha estado vinculada a diversas causas a favor de los derechos humanos, como trabajar para películas de temática LGBTIQ. Desde su experiencia reconoce que la música y los performances le han dado un giro diferente a las protestas, en parte porque las manifestaciones artísticas son vitales para esta generación, algo que quedó demostrado con “Un violador en tu camino” de LasTesis. Sin embargo, teme que todo se quede en un mero “bochinche”, más en estos días de festividades y vacaciones en que la gente tiende a desconectarse.

“Ojalá no quede esa sensación de que se protestó, se hizo y quedó ahí. No quiere decir que ocurra, pero es lo que estoy viendo en el ambiente”.

Ante la pregunta de si la música ha sido suficiente para difundir el mensaje de las protestas y si ha presionado lo suficiente al gobierno para que solucione el inconformismo del pueblo, Sebastián Narváez Núñez opina que todo depende del lugar que tenga ésta en las protestas y qué tanto llegue a incomodar o hacerse sentir. Aunque ver un río de gente tomándose la Avenida Séptima de Bogotá el 8D le parece hermoso, si movilizaciones como esta no afectan la movilidad, ni tienen repercusiones económicas, no van a llamar la atención de nadie y solo serán un show más.

“¿Qué tal si estos plantones se hacen un lunes y no un domingo? ¿Qué tal si en vez de hacerlo en diferentes plazoletas se hacen en los portales de Transmilenio con cientos de miles de personas bloqueando el sistema de manera pacífica? Solo en esos momentos va a existir una presión que afane la conversación y los acuerdos. Mientras tanto no es más que un concierto en la calle”, cuestiona Narváez Núñez, al tiempo que comenta que, a diferencia de Puerto Rico, donde las manifestaciones encabezadas por varios artistas lograron la renuncia del gobernador Rosselló, en Colombia solo se ha cumplido con el objetivo de movilizar a la gente mientras el gobierno “ha mantenido una actitud de no ceder y de firmar proyectos de ley contra los que la gente se está manifestando en las calles”.

“Para mí, en este momento no estamos logrando nada, porque, de nuevo, no estamos presionando lo suficiente”.

La banda sonora del paro

A poco de cumplirse dos meses de Paro Nacional es inevitable sentir por momentos desgaste y frustración, más cuando la reforma tributaria fue aprobada por el Congreso en la madrugada del 20 de diciembre, mientras muchos dormían. Además, la represión a la protesta traspasó cualquier límite, como quedó demostrado con el asesinato del joven estudiante Dilan Cruz a manos de un agente del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) que le disparó un proyectil no convencional en la cabeza, o con las detenciones arbitrarias de la Policía a manifestantes en carros particulares.

Si a ello hay que agregarle las festividades de Navidad y Fin de Año, donde muchos se preocuparon más por celebrar que protestar, la incertidumbre frente a lo que pueda ocurrir de ahora en adelante con el Paro aumenta; aunque hay quienes creen que éste tomó un nuevo aire gracias precisamente a las masivas protestas lideradas por artistas y acompañadas de música.

El Paro Nacional dio hasta para que músicos de diversos géneros (unos de gran trayectoria, otros que dan sus primeros pasos) compusieran canciones que, escuchándolas bien, son toda una protesta musical, como son los casos de los reconocidos Juancho Valencia (líder de la ganadora del Grammy Latino Puerto Candelaria) con su “Salserolazo”; Edson Velandia con “El Cli, Cli, Cli” y “Se van van van” (realizada junto a Andrea Lezcano); y Ali A.K.A. Mind con “Emancipación”; o artistas independientes como la agrupación de metal Instru-Mental con “Es tiempo de protestar”, Gato E’ Monte y La Muchacha con “Paro!” y los pastusos de Ala Gud De God con “Campanas de rebelión”.

Manteniendo el mensaje de unión y resistencia del paro también surgieron proyectos colectivos que recalcaron el poder liberador y movilizador de la música. Es el caso de Fuerzas Sónicas Unidas (F.S.U.), que reunió a artistas, sellos y colectivos de diferentes regiones de Colombia para realizar Música Urgente, un compilatorio de 42 canciones en el que participaron Agatha I, Ana María Romano, Calzifer, Comité Numérico, Después del Ruido, Greta’s Project, Las Confusas, Los Veneno, Magdalena, entre otros, con el propósito de “manifestar sónicamente nuestra consciencia de la crisis del actual sistema político del país –y de países hermanos de Latinoamérica–”.

“Nos unimos a las miles de personas que se han tomado las calles desde el pasado 21 de noviembre para protestar en contra de los modelos de corrupción y represión del actual gobierno, que ha lacerado sin cesar los derechos y necesidades básicas del pueblo: de todxs nosotrxs”, manifiestan en la presentación de este compilatorio, cuyas ganancias serán donadas a organizaciones no gubernamentales en resistencia, como de Derechos Humanos y la Guardia Indígena, que con fuerza y dignidad ha acompañado a los miles de manifestantes en las diferentes ciudades de Colombia.

Las redes sociales fueron aprovechadas por otros músicos tanto para dar a conocer su trabajo como para manifestar su inconformismo. Así lo demuestran casos como los del dueto Mar es, conformado por Mario Alejandro Puentes y Mariana Álvarez López, quienes con una guitarra y sus voces realizaron “Paramos para avanzar”, una canción de letra sentida que menciona las razones del paro; Kinz y su “Perreo antisistema”, un reggaetón cargado de crítica mordaz contra la clase dirigente; Shikiman, productor y cantante de rap y dancehall, quien también hizo un melodioso cacerolazo en las redes sociales acompañado de un contundente mensaje a Iván Duque en el que le recalca que “el pueblo quiere paz y en la calle se demuestra”; o Ninio Sacro, quien antes del 21N e inspirado en un panfleto anónimo que circuló en las redes sociales que recogía el clamor del pueblo para salir a machar, compuso junto a Content Art la canción “Yo marché”, considerada por muchos el himno oficial del paro nacional y cuyo vídeo (realizado por Orgánica Producciones) alcanzó en YouTube las 105.710 visualizaciones.

 

“Nos motivó [a componerla] el hecho de darle voz a tantas personas que a lo mejor se quieren expresar sobre el paro o la problemática actual del país, y no encuentran la manera; nosotros desde el arte vimos que podíamos tener un arma con la cual tocar la sensibilidad de la gente, tocarle el alma y el corazón, y creo que eso se logró con la canción y la letra: el mensaje que se quiere transmitir con esta canción es de consciencia, es un mensaje de no violencia, de unidad, de no parcializarnos sobre una sola cosa, sino de ser más bien neutros porque esto no es cuestión de los de derecha o los de izquierda, esta es una lucha que nos compete a todos los ciudadanos del país y si lo hacemos de forma pacífica y unida creo que puede tener mucha más fuerza y mucho más impacto”, afirma Ninio Sacro, quien si bien sabía del potencial de “Yo marché” no contaba con el repentino impacto que generaría dentro y fuera de las redes sociales. Ante este repentino éxito decidió no quedarse quieto y está preparando una nueva canción para alentar las protestas del 21 de enero de 2020 y las que puedan seguir en adelante.

Como “Yo marché” y las canciones anteriormente mencionadas, muchas más conforman la banda sonora del paro nacional que suena a resistencia, denuncia, libertad, esperanza y cambio. Más que hacer mero sonido ambiente, la música ha convivido de manera inseparable con el paro porque, como dice Sebastián Narváez Núñez, “las arengas son música, los cacerolazos son música, y de ahí en adelante todo lo que acompañe las movilizaciones y que incluya un redoblante, una guacharaca o una gaita, es una motivación de resistencia y de catarsis”.

Pese a las críticas y burlas de algunos, las canciones y los bailes en las protestas han demostrado que, parafraseando el clásico “Muévete” de Estados Alterados, es posible olvidarse del baile tradicional, aunque ello no es nada fácil debido a que, como asegura Elvis, la idea de protestar, “un derecho legítimo de la democracia”, ha sido considerada “símbolo de terrorismo y anarquía”, llegando a quedarse grabada en el inconsciente de todo un país.

“Tenemos que repensar nuestra forma de asumir el compromiso que tenemos con este país y yo creo que hay que sumarse pacíficamente, demostrar que los manifestantes somos pacíficos, que se ha visto y puesto en evidencia que la gran mayoría de los agitadores que ha habido en las manifestaciones han sido infiltrados que tenían otros intereses distintos a los de la protesta”.

Con pasos a veces dificultosos, la sociedad colombiana logró comenzar a despertarse de su letargo y enviarles a sus dirigentes un mensaje que, aun la indiferencia de estos, no dejó de ser contundente. La ferviente esperanza por momentos se transformaba en pesada desazón, pero hubo quienes tuvieron fuerzas para seguir cantando, bailando y resistiendo.

De hecho, el pasado 22D se realizó en Medellín #UnCantoXColombia #MedellínResisteCantando, gracias a un grupo de jóvenes que, inspirados en el concierto del 8D en Bogotá, decidieron hacer una movilización pacífica y cultural en apoyo al paro nacional y en la que artistas y ciudadanía en general sumaran sus voces para enviarle un claro mensaje al gobierno nacional.

A su convocatoria se sumaron colectivos artísticos y teatrales, organizaciones no gubernamentales y líderes sociales, quienes desde el Parque de los Deseos, el Parque de El Poblado y el Cementerio de San Javier en la Comuna 13 marcharon en completa tranquilidad hasta la Avenida San Juan –al lado de la Plaza de las Luces y del Centro Administrativo La Alpujarra–, donde en una tarima central artistas como Adriana Lucía, Santiago Alarcón, Doctor Krápula, Alejo García, Crudo Means Raw, Telebit, Nepentes, AlcolirykoZ, Estados Alterados, Liana, Cuatro Cabezas y hasta las barras de los equipos Deportivo Independiente Medellín (Rexistencia Norte) y Atlético Nacional (Los Del Sur), hicieron vibrar a las alrededor de 33.229 personas que a unísono gritaron “¡El pueblo se respeta, carajo!” y otras consignas.

“Ha sido una movilización increíblemente pacífica, tranquila, artística, bailable: ha habido batucadas, performances, no es solamente los artistas que hubo en tarima, ésta solamente ha sido una de tantas expresiones que hemos tenido. El arte es la expresión más política que tenemos los seres humanos y esta manifestación nos lo muestra, y son más de 90 artistas los que han sumado su voz a esta plataforma, una plataforma que esperamos después de todo este esfuerzo no muera y pueda continuar”, declaró Manuela Saldarriaga, productora de #UnCantoXColombia #MedellínResisteCantando.

El grito de resistencia que se propagó por toda Colombia desde el 21N no para, y hay quienes dicen que su eco seguirá alimentando las fuerzas de aquellos que quieren un país para todos y no para unos pocos. No se sabe hasta qué punto llegarán las protestas y si estas harán cambiar de parecer al presidente Iván Duque, que hasta ahora se ha mostrado inflexible y tan desconectado del sentir del pueblo como antes de que éste saliera a paro.

La marea está quieta pero, cuando vuelva a agitarse la música, de seguro será la fuerza del inconformismo, porque como bien dijo doña Silvia Tamayo, una de las asistentes al Desconcierto Nacional del 1D, “la música es un lenguaje que [cuando] lo escuchamos, estamos pensando en cosas buenas para este país”.