Música
Nadie: “aquí estamos, aquí seguimos”
30 / 01 / 2018
Historia de una banda que a muchos marcó con su punk lírico y trasgresor, Nadie una banda que volvió para seguir haciendo historia.
Parados frente a un público que ha cambiado en estos últimos 8 años de inactividad se reencontraron. Estaban allí, en el Escenario Fest del Festival Internacional Altavoz, el mismo que los vio cerrar un ciclo y los escuchó tocar la última vez antes de su separación. Con el bajo y la guitarra en la mano, y también la garganta caliente, Juan David Márquez y Julián Velásquez estaban listos para tocar de nuevo los temas que los habían convertido en referentes de una época.
Los tantos murmullos en el Estadio Cincuentenario se volvieron uno solo cuando se unieron a la voz de Julián quien, con contundencia, avisaba que allí estaba de nuevo Nadie, una banda que se creía perdida de la escena colombiana pero que, siendo las 6:30 p.m. del sábado 4 de noviembre de 2017, había regresado con el primer estribillo de “Aquí estamos”:
“Amanecer
Esperando a que el día traiga
Algo bueno…
O que la suerte
Nos toque
Con su dedo…
Cada uno sabe a dónde va
Y las reglas de este juego…
Equivocarse es de humanos
Pero qué duele…
Pero aquí estamos, y aquí seguimos
Viendo pasar esta vida de largo…”
Y qué larga ha sido la vida, la misma que los encontró tantas veces en el Colegio Carlos Castro Saavedra (CECAS), mientras escuchaban los mismos temas de punk que posteriormente los impulsarían en 1994 a formar su propia banda, como recuerda Juan David:
“Éramos del mismo parche, de los que veníamos frecuentemente a La Villa de la Aburrá, pero habíamos sido expulsados de varios colegios entonces allá en Sabaneta nos recibieron y nos conocimos. Nos gustaba el punk, nos gustaba la música, en ese momento había mucho auge de música, todo el mundo estaba en esa onda, ya nosotros tocábamos instrumentos entonces uno siempre quiere tener una banda y la terminamos formando con otro amigo”.

Julián Velásquez, durante el reencuentro de Nadie en Altavoz Fest 2017. Foto de Humberto Parrado Manrique.
Y fue La Villa la que los escuchó tocar sus primeros temas, cuando no tenían ni nombre. Con covers como “Rock Lobster” de The B52’s y las primeras canciones compuestas por Julián, comenzaron a hacer ruido en el underground de la zona y, antes de que se creyeran el cuento, ya estaban sobre su primera tarima en Barnaby Jones, la antigua casona de Envigado que hoy funciona como bar.
Ese día se habían reunido para el lanzamiento de su primer disco, el cual llevaría el mismo nombre que la agrupación, y que contenía su versión más agresiva y punkera. En temas como “Cuestión de Creatividad” o “Tortura Invertida” se mostró lo que vendría después: una agrupación con un sello característico y bastante fuerza para sonar en toda la ciudad. “Nadie” sería el primero de sus cinco discos, entre los que se destaca principalmente Carne Trémula, su segundo disco, que imprimió mayor diversidad a su propuesta al incluir mejores letras y los distintivos vientos.
Sus letras son las que han llevado estos ocho años de silencio, las mismas que sonaron entre la desazón del rock nacional noventero y le dieron un nuevo aire al radicalismo ochentero. Propuestas como las de Nadie, que terminaban siendo géneros alternativos que podían acercar más los gustos diversos del público (un punk “no tan punk”), fueron las que catapultaron las propuestas creativas a eventos masivos como Rock al Parque o posteriormente Altavoz, lo que llevaría a que el mismo género fuera mejor visto en la ciudad.

Juan David Márquez, durante el reencuentro de Nadie en Altavoz Fest 2017. Foto de Humberto Parrado Manrique.
Muchas de las bandas de los noventa quisieron dejar atrás la violencia que sobrellevó la ciudad en la década anterior y dar luces de lo que realmente pensaban y podían proponer. Nadie, como agrupación, era consciente del pasado, eran hijos de esa violencia, pero decidieron tomarla desde un tono más intimista, y con un salto de calidad dentro de su género que los marcaría como referentes.
Allí estaban, parados nuevamente en la tarima de la cancha Cincuentenario, dándole vida al festival de rock más representativo de la ciudad una vez más, lejos de aquellos parches de terraza y sonido pirata. Los primeros acordes ya habían sonado y en ese momento se daban el lujo de que sus canciones le contaran al público un poco de lo que habían dejado en el camino:
“Me sumerjo en el dolor
Se consume la razón
Llevo tiempo caminando
Solitario y sin temor
Pero es aquello que no se olvida
Queda siempre en la herida”
Sus letras, imponentes y reales, fueron siempre su punto de partida para marcar la diferencia entre el underground de Medellín. Julián, artífice de todas las letras compuestas por la banda, dice crear a partir de lo que siente, de la cotidianidad que lo rodea, del hastío que se siente vivir en la eterna rutina, pues esto es lo que a la gente le llega, le mueve y le identifica con el arte mismo.
“Las letras significan mucho eso, la temática diaria de las personas. No es lo mismo escuchar una banda de metal que tiene todas sus letras oscuras, hablando de monstruos, satán y nosequé, no todo el mundo quiere saber de ese tema, pero sí de la cotidianidad. Eso es lo que creo que toca a la gente y a eso le hemos apostado”.
Es quizás esta su mística principal, la razón por la que todo el Festival coreó sus canciones, la razón de haberlos esperado ocho años para que se volvieran a levantar, para que no quedaran atrapados en el abismo, ni se les diluyeran los puntos adyacentes.
“La gente quiere saber de caerse y volverse a levantar. De sentir rabia, sentir miedo, sentir energía o alegría”, agrega Julián, quien cree que esta poética es la que ha logrado que — para sorpresa de él — nuevas generaciones escuchen a Nadie. De hecho, algunos de los presentes en el Cincuentenario estaban viéndolos por primera vez en vivo, mientras bailaban al ritmo de los que estuvieron aquel día en Barnaby Jones; los mismos para los que “Me Sabe A Sangre el Corazón” fue un himno de juventud, los mismos que llegaban del colegio a prender el televisor y poner Musinet para ver los nuevos vídeos de la banda. Así lo recuerda Julián:
“Eso fue muy bacano, pues no había bandas de punk que hicieran videos, además hicimos varios. A partir de ahí se dio el movimiento de que las bandas comenzaron a tirar videos y cada ocho días se veía ya que una banda estaba estrenando tema en estos canales. Para nosotros eso fue un gran empujón, porque generaron esa onda tan importante”.

Julián y Jorge Tobón haciendo vibrar al público de Altavoz Fest 2017. Foto de Humberto Parrado Manrique.
Cada canción era antecedida por gritos y aplausos que se perdían en coros multitudinarios. Sin embargo, el momento principal fue, paradójicamente, cuando se dejó de tocar en mitad del concierto. Quizás fue el momento en que Julián tuvo que aclarar más la garganta, pues, aunque fueron pocas las palabras no estaban tan preparadas como en sus canciones. Era el momento de limar las asperezas con su amigo de toda la vida, lo que se consumó con unas palabras que pasaron a ser un abrazo y que, aunque cortas, fueron muy emotivas: “Este concierto es un brindis por la vida, por la amistad, la que he recobrado con JuanDa y por la que hoy estamos acá, de nuevo, juntos”.
Aquel abrazo quitó el sinsabor que se había sentido meses atrás cuando Juan David le había dado vida a la banda tributo “Emilio dijo”. Se presentó en el Carnaval Fest y aunque tuvo muy buena acogida entre el público, dejó la sensación de que le faltaba un rostro, porque, si bien estuvo JuanDa y la esencia musical de la banda se mantuvo gracias a unos nuevos músicos, no estuvieron presentes Julián, ni Hugo y Jorge para completar el grupo de amigos de calle, de colegio y de música que un día al azar escogerían el nombre que estaba siendo aclamado en un estadio completo.
“Es que la vida es vivir siempre de lo simple y disfrutarlo como un niño
es aferrarse a lo que te llena siempre de vida
y no dejar que este mundo gris te pise
Yo no mataré mis sueños
yo no dejaré de ser quien soy”.
Más allá de las diferencias es difícil para ellos desligarse de la vida misma, de lo que no se olvida: del hermano con el que comenzaron a tocar, con el que se montaron a esa primera tarima cerca de la Villa de la Aburrá, con el que compartieron ese concierto en el que se cayó el cielorraso mientras tocaban sus canciones o con el que viajaron por primera vez a tocar a un Rock al Parque ante 50.000 personas. Aunque se convirtieran en ilusos soñadores o estuvieran a punto de vomitar, allí estaban nuevamente, como la familia que siempre ha sido, para darle un nuevo toque a la ciudad que tanto los ha inspirado.
“A diferencia de antes hoy lo más importante, después de tantos años de estar tocando, son los recursos y la experiencia. Antes para hacer un ensayo era algo súper difícil, que el sonido, que la guitarra, que los transportes, etcétera. Ahora tenemos un recorrido y más recursos, estamos más cómodos y tenemos más herramientas para sonar bien y concentrarnos en un ensayo. La experiencia de saber cómo se hacen las cosas bien nos suma puntos. Nos estrellamos mucho antes, pero ahora ya sabemos lo que queremos, como se hace y cómo podemos aprovecharlo”, concluye Juanda.

Así lucía el Escenario Fest durante el concierto de Nadie. Foto de Humberto Parrado Manrique.
El reloj que contaba regresivamente el final de la presentación marcaba sus últimos segundos, cuando Julián alentaba al público para cantar la canción que concluiría su repertorio: “¿Cuál sigue? ¿Carne qué? ¿Carne qué?” “¡Carne trémula!”, gritó la gente, y tanto Julián como JuanDa se ajustaron las correas de sus instrumentos, casi al mismo tiempo en que el sonido proporcionado se iba intencionalmente y la voz oficial del festival les daba las gracias por su concierto. La cancha del Cincuentenario no pudo escuchar el tema que le dio nombre al segundo disco de la agrupación, volviendo a traer el silencio que los acompañó durante ocho años.
Sin embargo, como si fuera un monólogo de un perro sin bozal, el sonido de Nadie no se ha apagado aún. Rock al Río en Rionegro, el Festival Zona 2 en Castilla y el concierto que brindaron en la capital del país fueron muestra de que acá están, y acá seguirán. Como lo han dado a entender en sus canciones:
“Nos encontramos
Aun insistiendo
Buscando el faro guía
Abriendo caminos
Pisando fuerte
Haciendo ruido
Sobreescribiendo este libro
Ya envejecido”.
*Perfil escrito por: Felipe Hincapié Z. y Jessika Cano Uribe

Nadie durante su presentación en Festivales Zona 2 2017. Foto de Alejandro Valencia Carmona.