Música

El rugiente y pulsante SUB

6 / 04 / 2019

Algunos dicen que el Punk está muerto, pero aún está vivo y dando patadas en Castilla. Es posible que no se vean tantas crestas paradas en estos días, pero el espíritu del barrio más punk rock de Medellín sigue intacto.

En la Zona Noroccidental de Medellín existen dos bares punk: BarHaus,1000% punk rock y asentado en la parte alta de la ladera, en el barrio Robledo Aures. Es una pequeña caverna concurrida sobre todo por dinosaurios del período jurásico, la edad de oro punk. El dueño es un brontosaurio que recorrió el territorio con las primeras manadas que se juntaron en los años ochenta. Único bar inclinado por la alta fidelidad de lo análogo: los vinilos. Allí la vibra es similar a la de una fiesta en la casa de un amigo: está próximo a cumplir un año y lo celebraremos como merece.

Y el otro bar, El Sub, ubicado en el corazón de Castilla, en la carrera 68 con la calle 96, a sólo cuadra y media de la iglesia de San Judas, y justo enfrente del ya legendario Bar Yagé. Esta zona ha sido una parte importante de la cultura musical rock en el sector, aunque hoy es un mercado bullicioso que vende chucherías, ropa y comidas mientras los transeúntes en las aceras observan sus iPhones.

Si te gusta el punk este será el lugar para ti. Desde el momento en que entrés todo lo que podrás decir será «brutal». El local no tiene ninguna señal de entrada, más que un pasillo estrecho como un escondite y, fiel a su nombre, parece un subterráneo. Es oscuro, no es un establecimiento elegante, sus paredes están pintadas de negro y cubiertas con imágenes de iconos del undreground, como Pauline Black, Joe Strummer, Deborah Harry y Joe Ramone; así que  puedes beber toda la noche y dejar tus huellas en ellas. Además, hay pantallas de televisión para ver los vídeos y una máquina de juego. El Sub sirve como lugar de encuentro y es un centro de espectáculos punk: tiene una sala de conciertos y un bar, todo en uno. Es el bar de punk más grande que ha tenido la ciudad, al contar con una gran taberna y un montón de espacio para rockear.

Bar El Sub. Fotografía de Caliche

Bar El Sub. Fotografía por Caliche

Su barra es sencilla, como cualquier comunidad punk la merece. Dentro de ella está la encarnación de lo fresco, allí la cerveza se vierte fría desde un interior iluminado tenuemente y a precios razonables, lo que hace al bar recomendable y asequible. Las personas que lo frecuentan generalmente son agradables y puedes socializar con cualquiera de ellas, y siempre será bueno tener una sonrisa y un abrazo con los amigos. Hay varias zonas de asientos, en el bar o en la sala de conciertos, arriba y abajo, aunque las sillas pueden escasear en una noche agitada. El personal que está siempre dispuesto a saciar la sed es atento, acogedor, eficiente y es fácil hablar con ellos. El Sub ha mantenido una política de música fuerte y ruidosa. Organiza noches salvajes y tiene una amplia gama de conciertos, entre tributos a artistas legendarios y espectáculos de magia y humor. Entre los conciertos más importantes están los de Bluttat de Alemania, Paralitikos, Fermín Muguruza de España, Bulldozer de Italia y Whiplash de los Estados Unidos.

Bluttat. Fotografía de Caliche

El Sub es fuego y alma, la representación viva del «hágalo usted mismo». Se ha mantenido gracias a la fuerte determinación de sus socios. Sus antecedentes se ubican más o menos en el año 2000, cuando Andrés Ocampo (quien aún no había conformado Los Suxioz y en ese entonces era integrante de Tres Hombres, banda tributo de Klamidya) decidió abrir un bar en un pequeño local enclavado en el barrio Cabañas del municipio de Bello. Más adelante, adecuó un cuarto de su hogar como estudio de grabación y lo llamó Sub. Tiempo después lo trasladó a las instalaciones de la sala de ensayo Ciudad Frecuencia  —antes bar El Ghetto, de la agrupación de reggae Tarmac—, donde actualmente funciona.

El nombre está inspirado en el compilado brasileño de punk SUB, editado en 1983 con bandas como Ratos De Porão, Cólera, Histeria, Psykó y Fogo Cruzado.

Este espacio alberga una gran parte de las bandas de punk de la vieja escuela, así como los jóvenes punks que se hacen a un nombre en la escena, porque eso es lo que comen y respiran en este lugar, mezclados y disfrutando de la juerga general. Todos son bienvenidos, así sea posible que no aprecien lo que hay allí.

Skartel con Fermín Muguruza. Fotografía por Caliche

El bar cuenta con varios puntos a favor: una pantalla gigante, la música, la sala de conciertos, el buen sonido y la posibilidad de programar los grupos que se deseen. Los dueños tienen claro que el espacio cultural es vital, por esta razón le han hecho las adecuaciones físicas para poder brindar mayor comodidad y un mejor servicio. Además, otro punto a favor es tener cerca las pizzerías, hamburgueserías y cuanto puesto de comida se desee de la carrera 68, donde se puede comprar algo delicioso y llevarlo al bar.

Acerca de los escollos que ha enfrentado El Sub, Faber Andrés Ramírez, uno de sus fundadores, expresa:

El mayor obstáculo ha sido la cultura del retaque, de no pagar un precio justo a la entrada de un concierto. Esta situación no es sólo para el Sub, sino también para todas las bandas, todos los organizadores, para todo el que hace en este momento música undreground que no sea patrocinada por nadie… la cultura de creer que pagar por arte es caro, ese ha sido el mayor obstáculo

Para Andrés Ocampo, en cambio, es una cara de dos monedas:

Un obstáculo por un lado es hacer que la gente le pierda el miedo y venga a Castilla, a la vez también es el mayor logro, porque lentamente la gente ha ido respondiendo,  está yendo al bar y poco a poco las cosas van mejorando”.

Mil Cadáveres. Post punk. Fotografía por Caliche

El Sub es un sitio punk no exclusivo para punks, porque presenta una mezcla intoxicante de música punk en vivo, skin, rockabilly, rock clásico, metal y subgéneros más rápidos como el hardcore, grindcore y trash metal; todo para satisfacer la diversidad de gustos y la gran variedad de edades, como testimonio de la comunidad que se está construyendo allí.

Precisamente para Faber este ha sido uno de sus grandes logros: “Unir a tantos géneros que se encuentran en El Sub y tener una circulación de artistas nacionales, internacionales, de talla grande y profesionales, en un lugar como Castilla, que difícilmente si no fuera por estos espacios no visitarían un barrio en una comuna como Castilla. Y el otro logro es sostenernos (risas), ese es el mayor logro porque las situaciones son muy duras, hacer algo en lo legal es muy difícil para la música, para el arte, para todo….”.

La gran mayoría de bandas de la ciudad se han presentado en este lugar, y aproximadamente 100 han pasado en el corto tiempo que lleva funcionando: Punkis y Cerebro, Nadie, Pichurria, Censura, Inkonformez (Bogota), Rosita y los Nefastos, Burkina, 1000 Cadáveres, Denuncio, Betados, entre muchas más que  han dejado el sudor y alma en la tarima. En mayo cumple dos años y para ese mes tiene en su agenda un concierto con la agrupación Inglesa Angelic Upstards.

No hay nada como ver un espectáculo abarrotado en este bar, donde las bandas nuevas tienen una buena oportunidad para desplegar sus alas creativas. La sala de conciertos cuenta con un gran sonido y estupenda iluminación. El escenario es pequeño pero experimentado, en él se han hecho espectáculos increíbles de punk, post punk y metal. Además, en 2018, el bar fue visitado por Keith “Monkey” Warren, vocalista de The Adicts. Estas características hacen que el abrevadero de bajo perfil sea una buena alternativa para la gente de toda la ciudad. Definitivamente vale la pena echarle un vistazo. Un gran bar…  ¡Quiéranlo!

Y ya saben dónde encontrarme…

Fermín Muguruza en el Sub

Fermín Muguruza en el Sub