Sin embargo, no se puede olvidar que cada vez que piensas en levantar la mano contra tu propia humanidad, el mundo tiembla y la vida lamenta no poder dar otro paso contigo en ella si lo llevas a cabo.
A causa de la suerte retorciéndose a sí misma, lo que quieres que acabe contigo puede, paradójicamente, ser la misma pesadumbre que te levanta a diario.
Facebook
Twitter
Whatsapp
Copiar link
Copiado