Estilo de vida

Entre la cosificación y el silencio: el acoso sexual en la moda

27 / 02 / 2018

La multimillonaria industria de la moda comienza este 2018 lidiando con escándalos de abuso y acoso sexual hacia sus modelos.

Durante las últimas semanas la industria de la moda se ha visto sacudida por escándalos de acoso sexual denunciados por modelos masculinos en contra de algunos de los fotógrafos más reconocidos del medio.

Los casos de abuso y acoso sexual no son nuevos dentro de la industria, pero la forma en que el tema se está abriendo paso sí lo es; el miedo que ha imperado dentro de algunas industrias, como la del entretenimiento, viene desvaneciéndose y las mujeres de Hollywood fueron las primeras en levantar su voz contra el acoso sexual sistemático del que eran víctimas. Después de las denuncias contra Harvey Weinstein el mundo ha visto una reacción en cadena que no ha parado de crecer y que deja visible la vulnerabilidad de las mujeres dentro de la industria cinematográfica.

Las denuncias contra Weinstein también sacaron a la luz pública abusos y acosos sexuales cometidos por otras personalidades como Kevin Spacey, Dustin Hoffman y Woody Allen, llevando al mundo del cine a un profundo replanteamiento del poder que tienen los hombres dentro de la industria, pero más allá del escándalo, los ríos de tinta y las entradas en blogs, la situación parece no tener un viraje o una resolución que lleve a equilibrar el juego de poder que hay en Hollywood.

La moda, el nuevo campo del escándalo

Hacia mediados de enero el mundo de la moda también se vio convulsionado por un escándalo de abuso y acoso sexual, pero esta vez las víctimas eran hombres y mujeres, modelos que buscaban ascender dentro de la industria y que callaron para no perder sus contratos o posibilidades de llegar a ser figuras públicas.

En esta ocasión fueron los fotógrafos de moda los que se vieron inmersos en las denuncias de acoso sexual, nombres como Mario Testino, Terry Richardson y Bruce Weber comenzaron a sonar dentro de los medios por sus prácticas de acoso sexual a modelos masculinos y femeninos, las cuales fueron denunciadas por The New York Times el 16 de enero, provocando que muchas marcas como Burberry, Ralph Lauren, Michael Kors o Stuart Weitzman prescindieran de sus contratos con estos fotógrafos.

Mario Testino. Fotografía tomada de Vogue.

Las denuncias llegaron a la Corte, pero en el mes de diciembre uno de los modelos, D.L. Janney, víctima de acoso sexual por parte de Bruce Weber, publicó su autobiografía Nineteen: A Portrait of the Artist as a Young Model, en la que reveló la cotidianidad de estas conductas. De manera paralela el portal The Business Of Fashion publicó la noticia sobre otros tres casos de acoso sexual a los modelos Christopher Cates, Alex Geerman y Ryan Vigilant, y tal como se menciona en el diario El País de España, los casos eran de conocimiento dentro de la industria, pero nadie los detuvo, permitiendo así que se perpetuaran.

Terry Richardson. Fotografía tomada de Internet

Weber fue denunciado ante la Corte Suprema de Nueva York por el modelo Jason Boyce, quien informó a los medios de comunicación que el comportamiento del fotógrafo era de sobra sabido por sus colegas y agentes. Este tipo de actos, como el toqueteo o la masturbación, dejaban en un estado de vulnerabilidad a muchos modelos jóvenes que debían enfrentar la disyuntiva de acceder o negarse para luego ver morir sus carreras, como lo menciona D.L. Janney en su autobiografía, en la que achaca la muerte de su carrera al fotógrafo Weber.

Bruce Weber. acusado de acoso sexual.

Bruce Weber.

Del porno chic de los 2000 al acoso sexual en 2018

Testino, Weber y Richardson han sido de los fotógrafos que más se han decantado por la fotografía con una fuerte tendencia a lo sexual. Justo el éxito de estos tres fotógrafos involucrados en escándalos de acoso sexual esté ligado a un tópico que se encuentra en la moda: el sexo vende.

Testino, quien con sus fotografías transgresoras y con una fuerte carga sexual, se convirtió en el artífice de las campañas de Gucci durante el proceso creativo de Tom Ford; en la actualidad debe lidiar con las acusaciones de 13 modelos masculinos y asistentes que lo califican como un “depredador sexual”, que los sometía a toqueteos y masturbaciones.

Publicidad Gucci. Fotografía de Mario Testino Vogue Brasil 2013

Entre tanto, Richardson se defendió de las acusaciones de algunas modelos a través de un comunicado publicado en BuzzFeed, en el que explicó que su trabajo es sexualmente explícito y, por lo tanto, muchas de sus interacciones profesionales con las modelos estaban enmarcadas dentro de su arte; y además aseguró que ellas actuaron de manera consensuada.

Colección Cavalli 2012. Fotografía de Terry Richardson

Pero esto parece no bastar para la policía de Nueva York que ha comenzado a investigar algunas acusaciones contra el fotógrafo de celebridades y marcas como Valentino y Bulgari. Cabe recordar que Richardson había sido acusado por una joven modelo de 19 años en 2010, pero el caso no trascendió ya que la chica en cuestión no era una modelo reconocida como para lograr llamar la atención de los medios, aunque solo la edición americana de la revista Vogue, bajo la tutela de Anna Wintour, vetó al fotógrafo de la revista tras conocerse esta primera acusación.

Efecto bola de nieve

Los casos de acoso sexual dentro de la industria de la moda no se han detenido y en la segunda semana de febrero se dio a conocer nueva información que compromete a más fotógrafos y estilistas. Sin duda alguna la industria está por afrontar un gran cisma que puede llegar a terminar en una nueva visión de la misma.

Patrick Demarchelier acusado de acoso sexual

Patrick Demarchelier. Fotografía tomada de InStyle

El portal web The Business Of Fashion publicó información de que más de 50 modelos habían acusado a los fotógrafos Patrick Demarchelier, David Bellemere, Greg Kadel, Andre Passos y Seth Sabal, y al estilista Karl Templer de conductas inapropiadas y acoso sexual. Estas denuncias fueron recogidas por uno de los equipos investigativos más reconocidos en Estados Unidos, el Spotlight del diario The Boston Globe, que en 2002 alcanzó notoriedad internacional por revelar los casos de pederastia en la iglesia católica bostoniana.

El equipo de Spotlight informó de las prácticas dentro de un sistema que está quebrado, donde los modelos son desechables y los agentes de estos solo buscan tener los mejores contratos con las marcas más poderosas, mientras los pocos modelos que hablan del abuso son callados y expulsados de la industria. Los agentes son descritos por el cuerpo de investigación del The Boston Globe como quienes facilitan las drogas y el alcohol a los modelos, empujándolos a situaciones de vulnerabilidad y peligro.

Publicidad alta costura Dior 2012. Fotografía de Patrick Demarchelier.

“Todo el mundo conocía los nombres de fotógrafos que hacían avanzar y usaban su poder sobre las mujeres jóvenes «, dijo a The Boston Globe Trudi Tapscott, ex agente de Elite Model Management y DNA Model, pero el asunto no sólo se detiene en el acoso sexual a mujeres, sino también a hombres jóvenes que, según los reportes, debieron guardar silencio para no perjudicar sus carreras.

Los acusados son personas establecidas, poderosas y muy influyentes dentro de la industria de la moda: Patrick Demarchelier es uno de los grandes nombres de la moda, conocido fuera de la industria por haber sido el fotógrafo personal de la princesa Diana. David Bellemere es fotógrafo de Elle y Marie Claire Italia. Greg Kadel trabajó para Victoria’s Secret y Vogue, y Karl Templer es uno de los estilistas más influyentes de la industria, ya que ha trabajado para Coach, Zara, Moncler y Tommy Hilfiger.

¿El fin de una era sexista en la moda?

El escándalo de acoso sexual está abriendo una nueva puerta y, tal como lo menciona The Boston Globe, este tipo de prácticas tuvieron algún tipo de permiso de las grandes marcas y del mundo editorial, tal vez esa permisividad se dio por la omisión y no actuar a tiempo, o el no querer afectar a una industria que mueve miles de millones de dólares.

Cuando la modelo Cameron Russell lanzó la campaña en Instagram #myjobshouldnotincludeabuse, otras modelos comenzaron a compartir sus experiencias de acoso sexual y agresiones. Para ese momento The Boston Globe reveló que una de las ex asistentes de fotografía de Demarchelier le escribió a Anna Wintour, editora en jefe de Vogue Estados Unidos y directora artística de Condé Nast, informándole de la situación con el fotógrafo y sus incesantes acosos, que comenzaron desde cuando ella trabajaba para él y tenía 19 años.

La ex asistente instaba a la editora de Vogue a tomar medidas para evitar que otras mujeres jóvenes cayeran en manos de Demarchelier, pero hasta el momento The Boston Globe no ha aclarado si Anna Wintour dio respuesta al correo de la ex asistente. El portal The Business Of Fashion trató de obtener una declaración del conglomerado de medios Condé Nast, pero la respuesta que le dieron fue la misma que a The Boston Globe, en la cual confirmaba que prescindió de los servicios de Terry Richardson, Mario Testino y Bruce Weber, y que no trabajará con Demarchelier «en un futuro previsible».

Sin embargo la duda queda en el aire: ¿la industria de la moda ha sido excesivamente permisiva con la explotación del cuerpo de la mujer y su cosificación? El momento de cambiar este paradigma está cada vez más cerca, pero también es inevitable hacer el cuestionamiento de que si no se hubieran revelado los casos de acoso a mujeres en Hollywood y en el mundo de la moda ¿los modelos hombres hubieran quedado en silencio y soportando el acoso sexual?

Todo parece indicar que sí, porque el acoso sexual masculino es aún un tema tabú y, más allá de que las mujeres sean las víctimas cotidianas de este flagelo, es injusto que se olvide que los hombres también pueden estar en posiciones de indefensión, más cuando se es un joven que busca resaltar en un mundo como el de la moda.

Este escándalo debería dar pie para rebatir que no sólo el cuerpo de la mujer ha sido cosificado, sino que también el cuerpo del hombre se ha visto envuelto en esa dinámica mercantil. La industria de la moda deberá entonces debatir desde sus cimientos cómo va a avanzar en este siglo XXI, o si su avance seguirá siendo basado en el secretismo y los abusos.