Música

Malcolm Young, el guitarrista discreto

24 / 11 / 2017

Semblanza de Malcolm Young fundador y guitarrista de AC/CD, fallecido recientemente.

Ya hasta es incómodo (y a la vez triste) decir que el rock anda vestido de luto más que de costumbre. Pero a la constante partida de sus grandes exponentes, el sábado 18 de noviembre se sumó la de Malcolm Young, guitarrista rítmico, co-compositor y cofundador de la legendaria AC/DC.

Tras sufrir gradualmente una demencia que en 2014 lo alejó del frenesí de los escenarios, Malcolm falleció a los 64 años en paz y rodeado de su familia, tal como lo informó un comunicado publicado por la banda en su página de Facebook.

“Conocido por su destreza musical, Malcolm fue un compositor, guitarrista, artista, productor y visionario que inspiró a muchos. Desde el principio, él sabía lo que quería lograr y, junto con su hermano menor (Angus), se llevó su talento al escenario mundial, dando todas sus muestras en cada espectáculo. Nada menos lo haría por sus fans”, son parte de las sentidas palabras que pudieron leerse con pesar y nostalgia aquel día.

Malcolm (izq) junto a la conformación original de AC/DC. Foto tomada de www.stereogum.com

Nacido en Glasgow (Escocia) en 1953, a los 10 años se fue con su familia a vivir en Sídney (Australia). Fan del fútbol y crack en potencia, Malcolm pudo haberse hecho a un lugar respetable en las canchas, a diferencia de algunos de sus ocho hermanos que mostraban más inclinaciones por la música. Sin embargo, cuando cumplió los 14 años, no había alcanzado la estatura requerida y al balón decidió reemplazarlo por la guitarra, en parte motivado por el reconocimiento que había alcanzado su hermano George con The Easybeats (la agrupación más célebre en Australia); pero también por su madre, quien en la música vio una eficaz terapia para que él aplacara su volcánico carácter.

Ya con una sensibilidad y una habilidad más desarrollados, gracias a su participación, junto a sus hermanos, en un proyecto musical al que llamaron Marcus Hook Roll Band; Malcolm funda con Angus, en 1973, a AC/DC, banda que de inmediato dio de qué hablar en la nada fácil escena australiana, con su rock pesado y odas a la vida sin límites.

Desde que AC/CD salió al ruedo, los reflectores no lo apuntaron con asiduidad; cosa que sí le pasó a Angus (vestido siempre de colegial y dueño de un histrionismo seductor) y al carismático y transgresor vocalista Bon Scott, cuya filosa voz hacía creer que se había tomado una botella entera de whisky con fuego. Sin embargo, la discreta presencia de Malcolm fue determinante para la banda, ya que él compuso la mayoría de los temas – como “Highway to Hell”, “Touch Too Much”, “Girls Got Rhythm”, entre tantos otros – y gestó el sonido explosivo que tanto la caracterizó.

Precisamente, sobre este punto conviene detenerse para corroborar su poder creativo. Por solo citar un ejemplo, detrás del riff con que inicia “Highway to Hell” – que pese a su sencillez, está incrustado en el inconsciente de miles de rockeros – estuvo el genio y la gracia de Malcolm Young. Angus aportó su vitalidad al momento de tocarlo, dando la sensación de que abriría las mismísimas puertas del Infierno; pero Malcolm tuvo en principio la visión de que sería épico y, cuando se le unía con su guitarra rítmica, lograba canalizar tanta energía infernal.

Pasó con esta canción y con las demás que conforman al álbum homónimo, publicado en 1979 y considerado uno de los más representativos en la historia del rock. Angus puso el corazón, mientras que Malcolm el cerebro. La emotividad y el intelecto, en vez de reñir, supieron unirse para crear una obra compacta que plasmó la fastuosa decadencia de los años setenta, aparte de que convirtió al hard rock en un fenómeno masivo y sumamente seductor.

Incluso, tras la muerte de Scott por haberse ahogado con su propio vómito en 1980 y ser relevado por Brian Johnson, el liderato de Malcolm seguía inalterable tanto en estudio como en escena. Y fue así que la banda volvió a ser el foco de atención gracias a Back in Black,  álbum con un sonido mucho más fresco que el de “Highway to Hell”, pero igual de potente; y que, junto al Thriller de Michael Jackson, es uno de los álbumes más vendidos en la historia.

Perfeccionista, calculador y temperamental, ninguno se atrevió a desatender sus indicaciones con tal de que la música no quedara a la deriva; aunque tras su forzoso retiro en 2014, el brío ya no sería el mismo y la calidad del más reciente trabajo de AC/DC, Rock or Bust, desmejoraría notablemente, sin contar con que su grabación no estuvo exenta de dificultades creativas y hasta personales.

Stevie Young, el sobrino de Malcolm que llegó de urgencia para salvar a la banda y al disco, no pudo mantener el planificado vértigo impuesto por su tío durante más de 40 años; y por si fuera poco, al baterista Phil Rudd lo detuvieron por supuestas amenazas y posesión de drogas; mientras que Brian Johnson, tras la publicación de Rock or Bust, tuvo que ausentarse definitivamente por problemas en la audición. Para la gira promocional, entonces, AC/DC llamó a Axl Rose, vocalista de Guns N’ Roses, de cuyo sex appeal solo quedan recuerdos.

Pese a que muchos consideran que la banda australiana ya no es esa bola de fuego que arrasó a medio mundo en los 70 y 80, el pesar provocado por la muerte de Malcolm Young no se hizo esperar; como tampoco las celebraciones a su legado, más cuando los vaticinios de que el rock está a punto de extinguirse parecen cumplirse de manera macabra.

Aun así, mientras se sigan escuchando las canciones de AC/DC logradas por su discreto guitarrista rítmico, el género puede tener un aliento más de vida; y a muchos que se creen estrellas de rock sin haber tocado un solo acorde, son muchas las lecciones que puede darles. Las palabras que han aparecido en las recientes horas para recordarlo han sido incontables, pero las de Angus, aparte de conmovedoras, son las que más le hacen justicia:

“Como su hermano, es difícil expresar con palabras lo que ha significado para mí durante toda mi vida. El vínculo que teníamos era único y muy especial. Deja tras de sí un enorme legado que vivirá para siempre. (…) Malcolm, trabajo bien hecho”.