Mancha negra y furia

Aunque esté dicho

2 / 12 / 2019

“La poesía —como la muerte— está viva y no se anda con rodeos”.

A Sara y su batallón de auroras


1. SALUTACIÓN

¿Por qué habrías de disculparte? No tendrías porqué saberlo. No te inquietes.

La poesía es la más antigua fuente de sabiduría. Es la madre de nuestro lenguaje, de nuestra comunicación.

Aunque haya en ella opacidad, tortuosas sendas, meditaciones cortas entre dilatados silencios, la poesía nos habla en el idioma de todos los días.

La poesía, por ejemplo, es la vía preferida de los amantes: con ella el beso está más cerca. El beso de cada boca y de todas.

Su palabra habita todo lo habitable, es un fuego naciente frente a la existencia y su pesadumbre: aunque no sea un consuelo, la poesía nos da el valor para seguir viviendo.

La poesía como la muerteestá viva y no se anda con rodeos. Todo lo que se puede conocer está en su voz, en su música, en su brusca levedad y en sus dulces azotes.

Solo escucha cómo te habla al oído: ese íntimo rumor, el susurro con que pules la mirada. Si puedes, baila con ella bajo esa luna que realza tus pechos. Tu roja cabellera.

Haz que vibre en tu piel, que se hunda en esas manos que saben de cansancios y nuevas conquistas. Permite que te lleve lejos, al lugar que palpita dentro de ti.

No te detengas ahora que te ha encontrado. Que te topaste con ella. Sal a caminar en su compañía.

 

¡Aún falta su mejor pirueta!

 

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2. POIÉSIS

¿Lo ves? Es el poema que pasa frente a ti. No lo destruyas. Mira con cuidado cómo cruza, libre: delicado vuelo contra la orfandad del mundo.

Pon tus ojos en él. Haz silencio y escucha atentalo que trae en su canto desatado.

Ese poema que resuena en el oído es tuyo. Te pertenece. Espera su aviso: solo él decidirá cuándo detenerse en tus palabras.

Si su apetito es hacer parte de tu escritura, obedece. Escribe sin pausa. Permite que te lleve.

Si su deseo es la página en blanco, no hablar si se resiste—, mejor olvídalo. Déjalo ir.

De otro modo, te seguirá como una cascada de veneno el resto de tus días. Y cada sílaba que habites estará dispuesta a quitarte el sueño.

 

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3. RISTRA

Tú, poesía, que tienes el don, ven a esta casa entre tinieblas, afila tus uñas, tienta cada lágrima, ven y crea en mí un hombre auténtico.

Con un hombre no un dios, no un demoniocon un solo hombre bastará para comprender la angustia y la felicidad.

La alabanza, las heces, la infección y el hambre.

La embriaguez y la malicia.

No desmayes, no te entretengas, no dudes. No demores.

Vuelve a soñar cascadas de azufre, tatuajes y signos errabundos, largas jornadas de silencio, pequeñas baladas de sal.

Cae si quieresfuerte sobre mí. ¡Golpéame duro! Yo te absuelvo muchacha. ¡Entiérrame tu aguijón!

No te dejes vencer, no ahora.

Sé fiel a las palabras, no olvides tu cruda manera de amar. La íntima hondura de tu silencio. Haz uso de tu veneno y hazme trizas, poesía.

 

 Víctor Raúl Jaramillo
Medellín, comuna 13, 18 de octubre de 2019 (3:02 a.m.)