Música

Festivales privados y públicos: hacia una coexistencia musical

9 / 08 / 2018

Los Festivales privados y públicos son muy importantes, cada uno en su esencia. Estas son algunas razones de peso para el existir de ambas propuestas.

“La vida sin música sería un error”, dijo Friedrich Nietzsche. Esta ha sido una premisa inseparable del estilo de vida de muchos jóvenes que han entendido el mundo y su existir a través del arte. El Medellín sonoro que conocemos tiene en la actualidad una creciente oferta de conciertos de tipo privado y festivales hechos con recursos públicos, opciones para vivir la cultura con aporte económico o entrada libre.

Dentro de las opciones artísticas existentes en la ciudad hay quienes no comulgan con la idea de los festivales musicales apoyados con recursos municipales priorizados para la cultura, porque según ellos, no representan mayor esfuerzo para los bolsillos de los espectadores. Hay quienes divulgan su desacuerdo manifestando que la falta de aporte económico para disfrutar de un show genera en el público la costumbre de no comprar boletas para ver a los artistas en vivo, pues aseguran que el camino correcto es la formación de públicos a través del aporte concienzudo y responsable a un concierto.

En los últimos años se han creado importantes opciones que aportan al mismo circuito como el Breakfest, el Primavera Fest, el Metal Medallo o el Festival Hertz, entre otros. El sector privado de eventos ha fortalecido ciertos nichos y también ha generado confianza en otros productores de espectáculos, fortaleciéndose así esta línea de espectáculos y el conocimiento del promedio de asistentes que compran boleta, resultados que ayudan a entender cómo se están moviendo los públicos y qué artistas llenan más fácil los distintos escenarios de la ciudad, haciendo de este un ecosistema importante de la industria musical.

Por otro lado, quienes están a favor de los festivales musicales públicos, consideran que éstos promueven la formación de públicos, a pesar del no cobro en la entrada,  y que al ser financiados con recursos económicos dispuestos para cultura hay que hacer uso de ellos. También argumentan que esta clase de festivales son una buena oportunidad para que las bandas emergentes presenten sus propuestas sonoras ante un vasto número de asistentes. Otro de los factores que destacan es el componente académico, porque la mayoría de estos festivales cuentan con talleres de formación para músicos y otros eslabones del circuito musical como los managers o periodistas musicales, roles determinantes para la profesionalización del sector y que aportan al fortalecimiento de la misma escena local.

Desde diferentes posturas la discusión en torno al cobro o la gratuidad de los festivales ha sido recurrente cada año, siendo los músicos, los productores de conciertos y el público quienes más expresan sus opiniones a favor o en contra. Es y será una discusión de no acabar, pero que puede darse desde muchos aspectos positivos y hasta en común.

En la ciudad han existido propuestas de integración musical desde hace varios años, como el Festival de Ancón realizado en 1971 en el municipio de Caldas o los conciertos pequeños e improvisados en algunos barrios durante los años 80.  El “hazlo tú mismo” siempre ha sido una importante forma de divulgación cultural, y un ejemplo de ello son los conciertos Más Allá de la Piel, gestionados en los años 1991 y 1992 por algunos creyentes del rock en el barrio Castilla; al igual que otros festivales organizados en diferentes zonas de Medellín, como el Antimili Sonoro, el Festival Undergrano, al cual se ingresaba aportando paquetes de granos; la Rockaton, que se organizó en 1999 para apoyar con alimentos no perecederos a la población afectada por el terremoto en el Eje Cafetero, y demás acciones de carácter abierto durante las recientes décadas.

El pasado 16 de junio se realizó en la Casa de la Música del Parque de los Deseos el conversatorio Festivales Públicos: ¿Salvadores o destructores? , organizado por Crónicas Estigias y Del Putas Fest Records, dentro del ciclo de conversatorios Rompiendo el silencio. Uno de sus ejes centrales fue desmitificar algunos pensamientos construidos en torno a los festivales públicos, como el devalúo en el pago al músico, la forma de ejecución de los dineros y los criterios de selección de cada festival. La idea fue hacer un “cara a cara” con sus directos responsables y formularles preguntas puntuales, en aras de fortalecer a la escena rockera de Medellín.

En el conversatorio, de entrada libre, fueron invitados los directores de tres festivales públicos de la ciudad: Felipe Grajales (Altavoz Fest), Faber Ramírez (Festivales Zona 2) y Juan Fernando Pérez (Rock Comuna 4).

A modo de contexto cabe recordar que en 2004 se hizo la primera versión de Altavoz y en 2007 pasó a ser un programa estratégico de la Alcaldía de Medellín. El Festival Zona 2 nace principalmente por la necesidad de generar espacios para mostrar a las bandas emergentes y  actualmente se encuentra conformado por cuatro apuestas (Castilla Festival Rock, Rock Comuna 6, Vivo Hip Hop y Big Up) que se articularon para trabajar con acciones colectivas dentro del territorio. Parte de su financiación es con dineros del Presupuesto Participativo (PP) y la otra con recursos privados que gestionan sus organizadores, situación similar a la del Festival Rock Comuna 4, que se financia con dineros públicos desde hace 11 años y nació por una necesidad de espacios para los grupos musicales.

Cada uno de estos festivales tiene características distintas. Altavoz contiene rock, rap, core, punk, electrónica entre otros géneros que se seleccionan por convocatoria pública y audiciones, y su promedio de asistencia es de 80 mil personas. Rock Comuna 4 está enfocado en géneros tradicionales del rock como el metal o el punk, y hace pocos días realizó una convocatoria a la que se presentaron, sólo en la categoría de bandas emergentes, 45 nuevas propuestas. Por su parte, Zona 2 cuenta con tres géneros (rock, reggae y hip hop)  y le apuesta a los talleres académicos. En su pasada edición asistieron 8 mil espectadores.

Sobre este tipo de festivales Faber Ramírez, director de Zona 2, comentó lo siguiente: “Nosotros somos festivales distintos, pero tenemos algunas cosas en común: hay algo que no es una pregunta pero sí el título de la invitación, y es si somos salvadores o destructores. Yo nunca me hubiera puesto en ninguna de las dos, porque ninguno de nosotros venimos aquí en son de salvadores. Lo que sí tenemos muy claro es que, si bien utilizamos recursos públicos, son eso, públicos, y son de ustedes. Y la experiencia que hemos tenido nosotros es que, si usted en el tema de cultura no hace exigencias en cuanto a qué se redistribuyen esos dineros, se van a ir para otro lado”.

También explicó: “Estos eventos no son gratuitos, son de entrada libre. Este año, el Festival Big Up, el Vivo Hip Hop y el Rock Comuna 6 (Festival Zona 2), no tienen ni mil pesos hablando desde lo público, pero igual se van a hacer. Además, todos los festivales emergimos porque había una emergencia en las agrupaciones que necesitaban espacios, la gente lo estaba necesitando”.

Juan Fernando Pérez, de Rock Comuna 4, afirmó: “La queja principal hace muchos años de nosotros los roqueros era que el gobierno no apoyaba, y no entiendo ahora que el gobierno apoya, que tenemos unos recursos, que muchos de los grupos los han aprovechado y muchos los van a seguir aprovechando, por qué nos seguimos quejando referente a esto. Los dos tipos de eventos, el público y el privado, tienen que existir y deben existir”.

Felipe Grajales, al hablar de los recursos económicos y su utilización, agregó: “Hay un tema fundamental y es la democratización de la cultura, y si hay unos dineros públicos porqué se invierte en traer una banda como Satyricon. Desde el mismo rock a veces se habla de la gratuidad, pero desde otros espacios se dice: ‘¿por qué se gastan la plata de los impuestos en traer este tipo de músicas? ’. Yo pienso que todo el mundo debe tener acceso a estas experiencias culturales y artísticas”.

Después de tres horas de diálogo se llegó a un consenso general entre panelistas y asistentes: es necesario trabajar en conjunto, generar crítica constructiva y ser más proactivos con acciones y movimientos en el circuito musical. Las ideas de promoción del arte, en todas sus expresiones, siempre serán bienvenidas. Es importante la recepción de recursos públicos para la divulgación de los artistas, pero también lo es la cultura del aporte económico por parte del público a los proyectos y al trabajo de los artistas. Se debería coexistir con ambas ofertas, no hay porqué atacar a propuestas interesantes y con contenido para el ecosistema cultural.

Precisamente lo que propone este artículo es coexistir, la clave es el trabajo mancomunado desde los distintos festivales y pensando en una sola escena sonora, la idea principal es que los artistas sigan fortaleciéndose y el gran beneficiado sea el mismo circuito musical de la ciudad.

*El sábado 11 de agosto se realizará en la Casa de la Música del Parque de los Deseos, a las 2:00 p.m., el cuarto conversatorio del ciclo Rompiendo el silencio. Giras internacionales y alianzas estratégicas: todos sus secretos, toda la verdad es el título de este conversatorio en el que Héctor Carmona (Luciferian), Jorge Gallego (Bello Metal Fest y Nemética), Jorge López (Eshtadur) y Jovan Gil (Apocalipsis Fest) abordarán todo lo relacionado con las giras y alianzas, aspectos importantes para las agrupaciones y la misma escena. El conversatorio tendrá entrada libre pero con cupo limitado. La preinscripción puede realizarse en este enlace.