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La sencillez y el horror se encuentran: En este rincón del mundo

25 / 07 / 2017

En este rincón del mundo es una película de animación japonesa que narra con magistral belleza las vicisitudes de un Japón en guerra.

En este rincón del mundo (Kono sekai no katasumi ni, この世界の片隅に) es la adaptación al cine del manga del mismo nombre, firmado por Fumiyo Kôno entre 2007 y 2009 y llevando Sunao Katabuchi la batuta de la dirección. Estrenada el 12 de noviembre de 2016 en Japón, se trata de un proyecto curioso ya que se financió por “crowfunding” y además es un anime dirigido a un público más adulto que el habitual.

En su primer fin de semana de estreno en Japón ya ocupaba el décimo puesto en taquilla, lugar nada despreciable en un país donde “se devora” cine anglosajón. Desde aquí, sin embargo, no estoy de acuerdo en que En este rincón del mundo sea una película para personas “mayores”: en el pase especial que tuvo durante el I Ciclo de Cine Japonés de Madrid vi gente muy joven entre el público, tanto japoneses como españoles.

Suzu, una joven que resiste con alegría 

El film cuenta la historia de Suzu Urano, una joven campesina de Hiroshima, risueña y soñadora, que vive junto a sus hermanos Yoichi y Sumi, y a la que le encanta dibujar. Al cumplir los dieciocho años los padres de Suzu conciertan su matrimonio con el joven funcionario Shusaku Hôjo, el cual trabaja para la Marina Imperial. Suzu tiene que abandonar su hogar y marchar a la ciudad de Kure, en la prefectura de Hiroshima, a vivir con los Hôjo. Corren los años 40. En Kure le sorprenderá el estallido de la Segunda Guerra Mundial, y entre sobresaltos, esfuerzos y penalidades, Suzu encontrará la manera de ser feliz.

Algo que llama la atención de En este rincón del mundo es su apabullante ambientación y fidelidad histórica. La acción transcurre unos cinco años antes de que cayera la bomba atómica sobre Hiroshima. Se retratan aquellos “años felices” con la gris bahía de Kure, plagada de acorazados y barcos de guerra entre los que el Yamato destaca como símbolo de una irracional euforia militarista; y también con la célebre cúpula de Hiroshima, que hoy se encuentra en los huesos y que aparece en la película como el imponente edificio de antaño.

Escena En este rincón del mundo

Escena En este rincón del mundo/Tomada de Internet.

La vida ante la guerra

En la cinta se destacan sobre todo los elementos culturales y sociales que acompañan al estallido de la guerra:

  • La escasez de comida, en medio de una política de cartillas de racionamiento y un emergente mercado negro.
  • El ingenio de las mujeres, que cocinaban con raíces para aprovechar los pocos alimentos; la ingenua Suzu prepara un “arroz bomba” de gusto infame, que su marido y suegro comen sin rechistar.
  • La ropa remendada y los famosos monpe: pantalones de trabajo que sustituyeron al kimono femenino.
  • La desaforada ansia de heroísmo de algunos jóvenes japoneses, que se alistan como voluntarios en el ejército; esta actitud la encarna Tetsu Mizuhara, el antiguo amor de Suzu.
  • Las casas que eran literalmente desmanteladas para aprovechar las maderas en refugios antiaéreos.
  • El trabajo infantil, los llamados “estudiantes movilizados”, cuyos fallecidos en guerra se cuentan en 100.000; Sumi, la hermana pequeña de Suzu, es reclutada.

Y como detalles para conformar una ambientación perfecta, están los recuerdos de los años 20 y 30 en la persona de Keiko, la gruñona y a la vez honesta cuñada de Suzu, quien en su juventud fue una modan garu (chica de moda). Las familias deshechas por la separación, la añoranza de los helados y la radio calistenia, que entretenía a un pueblo dócil e ignorante de la tragedia que culminaría con el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima, aquel 6 de agosto de 1945. Todo en esta película es absolutamente real, y el hecho de que se trate de una película animada ha permitido reconstruir la historia con precisión.

Escena en este rincón del mundo

Escena en este rincón del mundo/Tomada de Internet

En este rincón del mundo, una historia normal en una época excepcional

La vida de Suzu es narrada sin aspavientos, con un tono permanente de naturalidad y sencillez. Aquí nadie encontrará histrionismo en los personajes o escenas efectistas que persigan la lágrima fácil del espectador. La propia autora del manga, Fumiyo Kôno, afirma que huyó de personajes extremadamente heroicos o lacrimosos cuadros de guerra: “Mi intención ha sido recrear la experiencia de vidas normales en aquel tiempo.”

Suzu es una joven optimista que presenta también altibajos, sobre todo en los momentos en que sufre un grave percance y ve morir a un ser querido:

“No puedo más. ¿Por qué esto? ¿Por qué? ¡Lo odio, me odio!”, afirma, tirada en una zanja junto a su esposo Shusaku. Está dispuesta a dejarle para regresar junto a su familia de Hiroshima, en paradero desconocido.

Pero también forma parte de esta realidad el gaman (我慢), es decir, el aguantarlo todo, incluso con una sonrisa. Este comportamiento tan japonés se refleja perfectamente en la película y puede llegar a exasperar al espectador occidental. Como he dicho, ningún personaje se rasga las vestiduras o se deshace en lágrimas. El señor Hôjo desaparece por días y las mujeres esperan en casa, mientras prosigue la vida. La familia incluso bromea dentro del refugio. Con la bomba atómica recién arrojada, una vecina de Suzu dice con total tranquilidad:

“Ese hombre calcinado que se apoyó aquel día en la pared, era mi hijo. Vino caminando desde Hiroshima. ¿Lo puedes creer? No lo reconocí.”

La actitud casi siempre alegre y luminosa de Suzu, veremos, no es fruto de un temperamento irresponsable o indolente. Suzu sacará a toda su familia adelante, gracias precisamente a esa gran fuerza interior. No deja de ser su historia la de la mujer japonesa tradicional, consagrada a su marido y a los muchos trabajos que le esperaban en su vida de casada.

Escena en este rincón del mundo/ Tomada de PlayGround

Escena en este rincón del mundo/Tomada de PlayGround

Sencillez japonesa

Entre los aspectos técnicos de En este rincón del mundo, las cualidades de la realidad histórica se plasman también en los dibujos, hechos con mucho detalle, aunque persiguiendo la sencillez. Las figuras tienen contornos ligeros y pueriles que resultan agradables; en el color predominan los tonos claros y transparentes, siguiendo el estilo del manga de origen.

Algunas escenas onírico-fantásticas, imaginadas por Suzu, sirven para restar dramatismo a los momentos difíciles que tiene la película, y la casi total ausencia de música incidental hace que el espectador se centre más en los diálogos de los personajes, de enorme pero sutil carga emocional.

He dejado sin tratar algunos detalles, pero creo que es mejor dejarse sorprender. En definitiva, En este rincón del mundo es una película que emociona, pero que también ilustra y da testimonio de una época crucial en Japón. No os hará llorar, pero sí os conmoverá, lo que sin duda es más duradero. Y, sobre todo, la disfrutaréis porque tiene los dos mejores adjetivos: bella realidad.

Y como siempre digo: el cine, a ser posible, en versión original.

Este artículo fue publicado originalmente por el autor en su sitio web Japanseye