Música

Pogo y manos al aire. El público de Festivales Zona 2

14 / 02 / 2018

En pleno pogo, cantando o con los amigos, así quedaron “ponchados” muchos de los asistentes a Festivales Zona 2.

Hacer fotos de personas que bailan, saltan y poguean mientras desgarran sus voces con letras que salen desde lo más profundo de sus pulmones es muy gratificante, a la vez que genera algo de envidia. Las memorias y sensaciones se disparan cuando suena el intro de cada canción, cuando en los coros se escuchan más las voces desafinadas y descuidadas del público que la voz que proviene de los altavoces. En ese momento siento envidia, también, cuando en los pogos descargan toda esa energía que no se puede liberar cantando, me dan ganas de soltar la cámara e ir a repartir y recibir puños y patadas también.

Veo y capturo: algunos posan, otros hacen un show; como aquel punkero que cuando toca Nadie grita: “¡Eso Gonorrea, Nadie hijueputa!”, mientras abraza a sus amigos y toma cerveza de una botella que comparten entre los tres. Algunas cabezas se mueven en círculos, otras de izquierda a derecha, de arriba abajo al son del reggae o del hip- hop. Manos al aire, gestos naturales.

Fotografiar ese fragmento de segundo en el que la música se apodera del cuerpo de un fan también tiene su gracia: es la representación de algo que no se puede explicar mientras se disfruta de la música en vivo. La idea es sentirla, el cómo o por qué son irrelevantes en ese momento.

Tal vez los asistentes a Festivales Zona 2 (realizado el 25 y 26 de noviembre de 2017) hayan olvidado que la premisa del festival era “Nada justifica el homicidio”, por el alto número de muertes violentas que hay en Medellín cada año; sin embargo, a través de la música se celebra la vida y aunque no fuera explícito durante cada presentación, muchas de las bandas que tocaron en el festival tuvieron la motivación para hacer música por primera vez para darle más valor a sus vidas, y ese sueño rebelde hoy se convierte en una oportunidad para que cientos de personas se reúnan sin importar nada más que el gusto por la música.