“Ya lo dijo un sabio: toda noche trae su fuego, mas no siempre es prudente sostener la antor-cha cuando se busca salida”.
“La persona que pretenda enseñar ofrecerá señales a los demás: se dirigirá a ellos con preguntas comunes hasta lograr que realicen sus propias preguntas, hasta que puedan propiciar sus propias respuestas”.
“Las palabras amorosas —y sabias— hacen caso al silencio, lo llevan a todas partes. Son leales con quien se ama, con quien se amó alguna vez”.
“Habría que tener claro que aquello que despierta nuestro de-seo solo será propicio si estamos dispuestos a darle el tiempo, la atención y la fuerza que reclama”.
«El poema llega y asombra: una palabra, un gesto, un estremecimiento hacen que su previa escritura aspire a ese otro que habrá de leerlo y quizá, de este modo, complete un círculo».
“Leer una buena historia es como si te la estuvieran contando al oído”.
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